El grupo Marqués de Vargas compró esta bodega de la Denominación Rías Baixas para hacerse con unos blancos de altura. En este pazo hacen caldos desde sus inicios, allá por el siglo XVI. Este monovarietal de albariño es aroma de una tierra bendita, vino franco, sabrosa macedonia de aromas de fruta blanca, peras, hueso de melocotón, frutas exóticas, manzana verde e incluso hinojos, y si apuran hasta hierba meridional como el espliego. Tiene ese punto salino que nos cautiva, con recuerdos de litchies y piña y el característico toque herbáceo de la variedad. Nos lo bebimos pinchando un bonito asado y no dimos vueltas de campana porque nuestras lorzas impiden brincos con salto mortal hacia atrás.

  Guía de vinos: Rioja, Rioja Alavesa, Ribera de Duero ...