La localidad riojana de Cordovín es famosa por sus claretes, santo y seña de una alegría casi contagiosa y despreocupada. Los de la bodega Florentino Martínez, que sabían tela de hacer estos sabrosos caldos, asalmonados y afrutados, no se quisieron quedar ahí y le dan a casi todos los palos: blancos, crianzas, vinos de autor y este reserva, vendimia seleccionada, que sólo se produce cuando los más sesudos determinan que ha sido una cosecha excelente. Lleva la impronta del tempranillo riojano: cantidad de frutas rojas, minerales, especias provenientes de una madera noble y una boca fina, con frescura, que vuelve con aromas tostados y de cacao. ¡Vivan estos distinguidos caldos!