Musika-musica Bilbao 2007 | Portada



ANTONIA CONTRERAS. CANTAORA

«El cante es mi vida y mi forma de vivir»

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NIEVES FONTOVA

La cantante malagueña dará un recital de flamenco y dos conciertos con piezas de Falla, como ‘El amor Brujo’


Superado ya el folclorismo de la España cañí, el flamenco ocupa cada vez con más fuerza el lugar que se merece en las salas de conciertos. Un espacio que en principio le es extraño al género y en el que, sin embargo, cantaoras como Antonia Contreras se sienten bien. Es el ambiente idóneo para su estilo. El festival Musika-Música incluye este año un recital flamenco y fragmentos de ‘El amor brujo’ de Falla que interpretará esta malagueña empeñada en adaptar nuevos textos de poetas y en renovar el cante. Antonia Contreras –habitual de los festivales flamencos que se organizan en Barakaldo– asegura que el cante es una forma de entender la vida, algo que surge de dentro; por ello le gusta cantar a tono con cómo se siente y según vibre el público en la sala. En definitiva, hablamos de la razón de su vida.

–‘El amor brujo’ tradicionalmente lo han interpretado, y grabado, cantantes de ópera, como hace poco Jennifer Larmore, ¿cómo se hace desde el flamenco?

–Creo que es una pieza que debe interpretarse por una cantaora, porque Falla lo compuso para el flamenco. Aunque es cierto que se abordado mucho desde la lírica, la destinataria era Pastora Imperio, que era una voz flamenca. Así que es una obra ideal para mí. Esta idea surgió hace dos años a partir de una colaboración que hice con la Orquesta Sinfónica de Málaga y dio la casualidad que estaba en el concierto Gorka Sierra, director de la Coral de Bilbao. Fue él quién me ayudó con el proyecto y me introdujo para que comenzara a estudiar clásico.

–El cante flamenco es muy personal, ¿cómo siente ‘El amor brujo’?

–Me siento muy bien cantándolo, aunque es algo nuevo para mí. Me dedico al flamenco desde hace muchos años, pero era la primera vez que me enfrentaba a algo de tal envergadura, con una grabación incluida.

–El público y el lugar habitual del cante no es un auditorio y menos un festival de música clásica. ¿No pierde fuerza, calor del público?

–El flamenco cada vez se está trasladando más a las salas de conciertos y al teatro. Por mi forma de ser, de interpretar, lo prefiero así. Tal vez otras formas o el baile sea diferente, pero mi estilo encaja perfectamente en un teatro. Mi temor en esta ocasión venía más por el público, experto en clásica y no necesariamente conocedor del flamenco. Cuando fui a ‘La Folle Journnée’ en Nantes era la única que interpretaba flamenco y tenía mi dudilla de no saber si el público lo entendería, pero me sorprendió gratamente porque la acogida fue magnífica. Fue muy emotivo. En flamenco se aplaude en cada pieza y en un concierto al final y yo daba por hecho que lo harían así. Pues no. Tengo la ilusión de que en Bilbao suceda lo mismo.

–El flamenco está de moda en ciertos círculos en el extranjero. De hecho usted realiza giras por Japón y Estados Unidos, por poner un ejemplo. ¿Cómo lo entienden?

–Una de las cosas peculiares de Japón es precisamente su adoración por el flamenco. Tiene grandes guitarristas, bailaores, y todo lo demás.

–¿Y tienen gracia?

–Evidentemente para eso hay que nacer, pero todo se aprende y cuando se le tiene mucha afición, con el tiempo se puede llegar a hacer bien. Luego es una cuestión de gustos.

–¿Qué significa el cante en su vida?

–El cante da sentido a mi vida. Es mi manera de ver la vida, a través de él expreso mis sentimientos de tristeza o alegría, muestro si estoy más comunicativa o no. Todo eso lo saco fuera con la voz. El cante es mi vida y mi forma de vivir.

–¿Improvisa?, ¿según su estado de ánimo canta una cosa u otra?

–Sí. Hay lugares que lo llevan todo muy minuciosamente y te piden la programación por anticipado, incluso las letras de las canciones. Prefiero que la actuación esté abierta tanto por el estado en que me encuentre como, y sobre todo, por la percepción que me llega del público. Según el calor que hay en la sala hago un cante u otro. Me gusta conectarme con el público y para ello no puedes hacer una programación por adelantado. Así es como veo.

–Estuvo una larga temporada alejada de los escenarios, pero volvió.

–Como le decía descubrí que el cante era mi vida. El retorno fue una decisión muy pensada. El marcharme también fue porque quise, pero hay veces que la vida te obliga. Tenía mis hijos pequeños y mis circunstancias eran otras. Ahora eso está solucionado y me puedo dedicar de lleno a lo que me gusta.

–Le gusta adaptar letras de poetas, incluso componer. ¿Considera que ésta es la vía para renovar el repertorio del cante?

–No podemos encasillarnos interpretando siempre lo mismo. No tiene sentido hacer siempre la misma letra de soleá o de malagueña. Hay que ir incorporando nuevos textos, nuevos autores. A un artista también se le puede identificar por el gusto de unas determinadas letras. Personalmente, me gusta recordar a los grandes maestros en un momento determinado, como por ejemplo a la Niña de los Peines que para mí fue la más grande, la número uno del flamenco por los siglos de los siglos. Pero también me interesa hacer mis propias letras, dependiendo de cómo esté, de lo que esté viviendo. Hay varias personas que escriben para mí, y yo selecciono qué quiero y qué no quiero hacer, aunque alguna vez lo he hecho yo.

–¿Cómo ve el futuro del cante?, ¿cuál es su camino para que siga ahí?

–Es indispensable no perder la raíz. Últimamente se están haciendo demasiados experimentos, mezclas. Estoy a favor de la renovación, incluso de la fusión, pero siempre conservando la raíz del flamenco, porque si se pierde el fundamento, desaparecerá. Creo que el flamenco está viviendo un momento de gloria, pero no debe olvidar esto. Las fusiones algunas veces lo único que hacen es equivocar. Cuando voy a comparar un disco de flamenco me encuentro en la estantería muchas cosas no tiene nada que ver. No confundamos. Acabo de grabar un disco de música clásica y por ello dicen que canto clásico, pues no. El disco es clásico pero lo que yo canto es flamenco.

–¿Considera que el flamenco está suficientemente valorado en España? ¿Le interesa a la gente joven?

–El flamenco es muy conocido en Andalucía, tan conocido que a veces está poco valorado. En el resto de comunidades hay lugares donde están muy necesitados de saber más de él. Para fomentarlo entre la gente joven aquí en Andalucía se están creando escuelas de flamenco, pero no estoy muy de acuerdo con ellas porque me parece que es un arte que debe salirle a uno de dentro y escuchar lo que le guste. Las escuelas están bien pero al final todos lo hacen parecido. Todos cantan igual, la misma letra, poniendo la mano de la misma manera, etc.. Es una forma de acercar a los jóvenes para que lo conozcan pero cada cantante creo que tiene su propia personalidad, sus propios gustos.

n.fontova@diario-elcorreo.com




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