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G. E.
El efecto generado por el cuadro de Pablo Picasso se ha situado dentro
de la revolución que ha supuesto el arte de la pasada centuria,
capaz de romper con las categorías anteriores y establecer un
mayor vínculo entre la vida y la plástica. El Centro Georges
Pompidou de París ha clausurado recientemente la exposición
denominada 'Big Bang' (La gran explosión) que conmemora ese fenómeno
y Gijs Van Hensbergen, en 'Guernica. La historia de un icono del siglo
XX' (Debate) recoge la teoría, del mismo nombre y elaborada por
el crítico Robert Rosenblum, para referirse a la influencia capital
de la tela a finales de los años treinta en Estados Unidos.
En un período en el que el arte norteamericano trascendía
el localismo para elaborar una propuesta original y con tintes universalistas,
la llegada del lienzo implicó un revulsivo tanto estético,
por su aliento de modernidad como político. Además, según
el especialista holandés, contribuyó a reforzar la convicción
de los jóvenes creadores más vanguardistas de que habían
de asumir un 'rol' determinante en la conservación de una cultura
amenazada por la más devastadora de las guerras. El trabajo de
Arshile Gorky, 'el Picasso de Washington Square', Mark Rothko, William
Baziotes o Willem De Kooning refleja esa trascendencia filtrada por
la personalidad de cada uno de ellos y el filtro de la abstracción,
tendencia imperante a partir de la década de los cuarenta.
La repercusión española más evidente corresponde
al Equipo Crónica. Una serie titulada 'Guernica', mostrada en
1969 en la Galería Grises de Bilbao, reflejaba la interpretación
'pop' y la lectura en clave política y satírica de la
obra en los años oscuros del franquismo. La conmemoración
del setenta aniversario de su creación y el ensayo de Gijs Van
Hensbergen han inspirado una exposición en el Instituto Valenciano
de Arte Moderno que aborda esa labor conjunta del dúo formado
por Rafael Solbes y Manolo Valdez .