Fernando J.Pérez
Enviado especial |
Iñurrategi ataca la cumbre rodeado
de un gran equipo
· Trece alpinistas hollaron la semana
pasada el Annapurna por su cara norte
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Lafaille, Viesturs,
Iñurrategi y Gustafson ultiman los planes para hollar
la cumbre. / F. J. PÉREZ |
La empresa merecía la pena y Alberto Iñurrategi
decidió rodearse de un equipo de alpinistas fuera de serie
para intentar una ascensión sin igual: la arista sureste
del Annapurna. Con ellos está ahora en el campo II camino
de la cima. Un empeño de este calibre no surge de la noche
a la mañana y detrás hay más de medio año
de planes, contactos e intereses comunes que han dado como resultado
el objetivo de la «experiencia más dura jamás
vivida en el Himalaya», según el suizo Erhard Loretan,
líder de la única cordada que hasta el momento ha
completado esta vía, hace 18 años.
Asumido el objetivo de la Diosa Madre de la Abundancia como único
ochomil que le faltaba, Alberto tenía muy claro que no
lo iba a intentar por la vía normal de la cara norte. En
el año 2000 la visitó con su hermano y la sucesión
de avalanchas le puso los pelos de punta. Las posibilidades no
eran muchas: la sur es la única vertiente por la que los
riesgos los asume el propio alpinista y no depende de una secuencia
espeluznante de aludes que convierte la ascensión en una
suerte de lotería.
Así las cosas, los planes originales del de Aretxabaleta
pasaron por la mismísima cara sur y su mítica vía
Bonington: 3.500 metros de pared de hielo y roca abiertos en 1970
en una ascensión que cambió la concepción
del himalayismo. Pero la idea no cuajó. Para entonces,
Lafaille y Viesturs ya estaban en contacto con Alberto y le habían
manifestado su intención de ascender también al
Annapurna evitando la cara norte.
A partir de ahí lo acontecimientos se sucedieron con rapidez.
El norteamericano conocía a una expedición que el
año pasado había intentado esa vía e Iñurrategi
se puso inmediatamente en contacto con ellos. Unos cuantos correos
electrónicos bastaron para decidir la ruta y definir el
grupo que lo intentaría: dos expediciones con infraestructura
independiente hasta en el campo base: por un lado los tres integrantes
de la expedición Oinak Izarretan y por otro, el francés
Jean-Christophe Lafaille, el norteamericano Ed Viesturs y su inseparable
pareja de cordada, el finlandés Veikka Gustafsson. Un Dream
Team del himalayismo actual.
JEAN-CHRISTOPHE LAFAILLE
Francia (Gap, Alpes). 37 años.
Guía de alta montaña y profesor de la escuela de
esquí de Chamonix, donde vive desde 1998.
Ha ascendido 7 ochomiles, 4 de ellos en solitario.
Jean-Christophe Lafaille cumple con todos parámetros del
escalador extremo. Pequeño, fibroso y de pocas palabras.
Su lenguaje es la acción. ¡Y menuda acción!
Sus actividades en solitario, tanto en ochomiles como en Alpes
le aseguran un lugar de honor en la historia del alpinismo. Aunque
empieza a escalar a los 14 años, es en 1987, con 22, cuando
da el salto al logar el primer 8a sin cuerdas del mundo. A partir
de ahí inicia una frenética actividad de ascensiones
y aperturas de extrema dificultad y en solitario, sobre todo en
los Alpes, que en 1991 le lleva a recibir el Cristal de Oro, máximo
galardón de la Federación Francesa.
Sin dejar las actividades extremas en Europa, 1992 marca su salto
al Himalaya, nada menos que con un intento de apertura en la cara
sur del Annapurna que termina en tragedia: Su compañero
de cordada, Pierre Béghin, muere despeñado cuando
rapelaba a 7.200 m. y Lafaille tiene que hacer todo el descenso
(2.800 metros de pared) con 20 metros de cuerda y un brazo roto
al caerle una piedra. Tres años después volvería
a intentarlo en solitario sin éxito. Mejor suerte ha tenido
en los siete ochomiles que ha ascendido hasta ahora, cuatro de
ellos en solitario, incluyendo la travesía de los Gasherbrum,
una apertura en la cara noreste del Manaslu y el K-2 el año
pasado en estilo alpino.
EDMUND VIESTURS
Estados Unidos (Fort Wayne, Indiana). Vive en Seattle.
42 años.
Veterinario (no ejerce) y guía de alta montaña.Ha
ascendido 12 de los 14 ochomiles, aunque con polémica.
Ha estado cinco veces en la cima del Everest.
Ed Viesturs, que figura como jefe de la expedición, ha
consagrado su carrera alpinística a los ochomiles y muy
especialmente al Everest, en cuya cumbre ha estado cinco veces,
lo que le convierte en el occidental que más lo ha ascendido.
Es una figura mediática en su país, a lo que ha
contribuido sus papel protagonista en la película en formato
IMAX Everest , rodada en 1996, y su cameo, además de asesoramiento
técnico, en Límite Vertical (1999). Su primer ochomil
fue el Kanchenjunga, en 1989 y un año después realizó
la primera ascensión al Everest.
Sin embargo, no fue hasta 1994, con cinco ochomiles en su mochila,
entre ellos K-2, cuando oficializa su objetivo de conquistar los
14 ochomiles, al conseguir la financiación suficiente fruto
de su popularidad como guía al Everest.
A pesar de todo, su carrera ochomilista no está exenta
de polémica. Él da por hollados 12 de los 14 (le
faltarían Annapurna y Nanga Parbat) al considerar como
válida la ascensión al Broad Peak (8.087 m.), donde
se quedó a apenas 50 metros de la cumbre, en compañía
de Veikka, porque consideraron demasiado peligroso el estado de
la nieve en los metros finales. «Era temprano y nos sentíamos
muy fuertes, pero debido a lo inestable de la nieve el riesgo
era demasiado grande para ganar simplemente unos metros más
de altitud», relata en su página web. Parecida polémica
tenía con el Shisha Pangma (8.013m.), cuya cima central
secundaria holló en 1993 y a donde volvió el año
pasado, esta vez para ascender a la principal.
VEIKKA GUSTAFSSON
Finlandia (Espoo). 34 años.
Guía profesional de montaña.
Ha hollado 7 ochomiles y pretende subir los 14.
«Vengo de un país famoso por sus montañas».
Y mientras decía la frase, esbozaba una sonrisa socarrona
y extendía su mano imitando el gesto de quien señala
una amplia llanura. Con ese buen humor se presentó Veikka
Gustafsson a los expedicionarios vascos el día que coincidieron
en el campo base. Y no le falta razón, El finlandés
proviene de un país de nula tradición alpina donde
el monte más alto a duras penas supera los 1.300 metros.
Pero la ascensión que realizó al Mont Blanc en
1986, con apenas 18 años, fue un imán que le atrapó
en las alturas, donde rápidamente demostró una adaptación
a la latitud fuera de serie. Sus dos primeros ochomiles fueron,
en 1993, el Dhaulagiri y el Everest, en el que repitió
cuatro años después como guía profesional.
Desde entonces, este hombre que considera el relato de Maurice
Herzog sobre la primera ascensión al Annapurna «la
madre de todas las novelas de aventuras», es la cordada
inseparable de Ed Viesturs, con el que ha ascendido cuatro de
los siete ochomiles que suma en su carrera por conseguir los catorce.
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Trece
alpinistas hollaron la semana pasada el Annapurna por su cara
norte
La Diosa Madre de la Abundancia parece decidida a abrir sus brazos
este año a los alpinistas que buscan su cima. La semana
pasada, trece montañeros de distintas expediciones alcanzaron
sus 8.091 metros y descendieron al campo base sin ninguna novedad,
lo que es casi más importante que la propia cumbre en esta
montaña.Todos ellos ascendieron por la cara norte, que
aunque no tienen nada que ver con la vía de la arista este,
es un buen presagio para el grupo en el que se encuentran Alberto
Iñurrategi y Jon Beloki, que ayer alcanzaron el campo II.
Las trece ascensiones se repartieron en dos días. El 4
de mayo hollaron cuatro integrantes de una expedición coreana
y dos días después, el 6 de abril, lo hicieron los
otros nueve alpinistas: por una lado el británico Alan
Hinkes, acompañado de un sherpa y para el que esta cumbre
suponía su undécimo ochomil , y por otro. otros
cuatro expedicionarios de un grupo del Ejército indio,
al que les acompañaron tres sherpas.
Estas trece cumbres no suponen un récord en el Annapurna
pero casi. Sólo ha habido un año con más
ascensiones, 1991, con catorce. Además, en 1996 hubo diez
y en 1987, once. Al margen de esos años, en las otras 19
temporadas en las que se logró hollar el Morshiadi, nombre
con el que también denominan a esta montaña los
nepalíes, nunca más de una decena de alpinistas
lo han subido en un mismo año.
Pero esta cifra de ascensiones de la semana pasada tiene más
mérito si se tiene en cuenta que desde 1999, cuando Juanito
Oiarzabal logró su último ochomil , no se había
vuelto a pisar la cima del Annapurna. Y además, esta vez
la montaña no se ha cobrado tributo alguno. En 1991, sin
ir más lejos, cuando 14 personas lo ascendieron, otras
seis perdieron la vida en sus laderas. Y es que la Diosa Madre
de la Abundancia siempre se ha querido cobrar su precio a cambio
de abrir sus puertas. De los 21 años en los que se han
registrados ascensiones,sólo en seis de ellos no ha habido
muertos.
Sin embargo, el récord de 1991 puede quedar superado en
los próximos días ya que otros cincos alpinistas,
entre ellos los vascos Alberto Iñurrategi y Jon Beloki,
se encuentran en estos momentos encaramados en las empinadas laderas
del Annapurna con el objetivo de hacer cumbre en los próximos
días por la ruta de su arista este.
En el campo II
Con ese objetivo, Alberto Iñurrategi, Jon Beloki, Jean-Christophe
Lafaille, Ed Viesturs y Veikka Gustafsson alcanzaron ayer el campo
II, a 6.400 metros, en su camino hacia la cima. El día,
excelente, acompañó a los expedicionarios, que para
las once de la mañana estaban ya derritiendo nieve en sus
tiendas de campaña.
Los dos alpinistas vascos apenas tardaron cuatro horas entre
los dos campos de altura después de una ascensión
por una nieve en excelentes condiciones. En su comunicación
con el campamento base se les notaba que la jornada había
sido perfecta. «Todo ha ido muy bien y aquí arriba
hace un día espléndido. Para las diez y media hemos
llegado al campo II sin ninguna novedad y con el ánimo
a tope. Hasta nos hemos comido un bocadillo de chapati con jamón
que nos ha sabido a gloria», explicaba Alberto.
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