Gore recoge cientos
de votos entre las 'papeletas preñadas'
La ventaja de Bush
se reduce a 450 a falta de escasas horas para el final del recuento.
Los republicanos pretenden incluir más votos por correo
en la cuenta para anular la diferencia
MERCEDES GALLEGO. ENVIADA
ESPECIAL MIAMI-DADE
Las llamadas 'papeletas preñadas',
aquellas en las que se puede apreciar la presión del punzón
aunque el papel no se haya desprendido, eran ayer escrutadas
atentamente para ver si contenían voto alguno. El amplio
criterio con que se observaban en el condado de Broward permitió
que a media mañana de ayer Al Gore hubiera recibido 471
votos, reduciendo la diferencia con George Bush a sólo
450.
Frotándose los ojos de cansancio
y apabullados por el griterío de los manifestantes republicanos
a la puerta, los tres miembros de cada una de las dos juntas
electorales pendientes de recuento trataban de aparcar las discusiones
para vencer la contrarreloj. El Tribunal Supremo de Florida les
ha ordenado que entreguen hoy los resultados antes de las cinco
de la tarde, once de la noche en España. Aunque la secretaria
de Estado, Katherine Harris, procederá inmediatamente
a certificar los datos de Florida, la elección está
lejos de finalizar.
Demócratas y republicanos están
de acuerdo en algo, en impugnar el resultado. Los primeros rechazan
la decisión de West Palm Beach de no contar las 'papeletas
preñadas', además de negarse a aceptar que Miami
Dade haya tirado la toalla con la que excusa de que no podría
cumplir con el plazo previsto. En sólo dos días
de trabajo el vicepresidente había captado 157 votos en
el recuentos, que ya no serán tenidos en cuenta. Al conocerse
el plazo, la junta decidió limitar el escrutinio manual
a las 10.750 papeletas dudosas, pero la violenta intervención
de una manifestación de cubanomericanos les hizo cancelar
sorpresivamente cualquier recuento.
«Es tiempo de hacer honor a las leyes,
no de rendirse a la presión de las turbas», criticó
molesto el candidato a vicepresidente con Gore, Joe Lieberman.
Lo que los demócratas han llamado «una maniobra
de intimidación republicana» es el argumento que
usarán en los tribunales. Un grupo de congresistas demócratas
ha pedido a la Fiscal General, Janet Reno, que investigue el
caso. No estarán solos a la hora de impugnar los resultados.
La campaña de Bush les secundará en la intención
con una demanda diferente en la que cuestiona el recuento de
los votos por correo en varios condados.
Votos por correo
Pero no acaba ahí el enredo electoral.
Incluso si se se hubiera dado el recuento de Miami Dade, y tenido
en cuenta las 1.700 votos por correo que se anularon por falta
de matasellos, la elección seguiría en el limbo
hasta el próximo viernes. Ése es el día
agendado por el Tribunal Supremo de EE UU, que el viernes decidió
intervenir en el embrollo aceptando la demanda presentado por
la campaña de Bush. Los republicanos le han pedido que
declare ilegal la decisión del Supremo de Florida, que
ordenó aceptar el recuento fuera de plazo. Los conservadores
entienden que el Supremo estatal se excedió en atribuciones
que corresponden al poder legislativo y que afectan el futuro
de toda la nación.
En esta demanda se han empleado a fondo
durante todo el fin de semana los equipos de abogados que sirven
los intereses de ambas partes. «Cuando un letrado le mete
el diente a un caso, no parará hasta que se le hayan agotado
todas las posibilidades legales del mundo», comentaba,
curado de espanto, Jerry Olson, un músico que observaba
los últimos acontecimientos en el televisor de un bar.
Como si le hubiera oído, el abogado Ron Klain, una de
las estrellas del equipo legal de Gore, apareció en pantalla.
«Lamentamos el retraso», expresó con dudoso
arrepentimiento, «pero entenderán que obviamente
vamos a seguir presionando en nuestro caso». Y mientras
lo hagan, sigue la campaña más cara de la historia.
Turbas de alquiler
M.G.
«¿Porque alguien me pague
la habitación de hotel y el billete de avión soy
un ladrón o qué?», reaccionaba iracundo Terry
Benham, un electricista de Little Rock, Arkansas, que protesta
perennemente a las puertas del Centro de Operaciones de Emergencia
del Condado de Broward, donde la junta electoral sigue asignando
'papeletas preñadas' a Al Gore.
El que paga los recibos de Benham es el
Partido Republicano, que no ha logrado encontrar suficientes
fanáticos en los alrededores y se ha dedicado a importarlos
de todo el país. Con la lista de los republicanos registrados
en la mano, voluntarios del partido telefoneaban ayer a todos
los simpatizantes vecinos para pedir- les que desafiaran la lluvia
torrencial y se unieran a los gritos de «Bush ganó
dos veces» y «A Gore tiene que irse».
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