La
rebelión de los periodistas
200 de
las primeras 900 papeletas fueron 'disputadas' por los observadores
MERCEDES
GALLEGO. ENVIADA ESPECIAL. PALM BEACH
Con el ordenador portátil al hombro
y una montaña de papeles asomando por las esquinas de
la maleta, un periodista de la televisión alemana, Martjine,
era escoltado ayer por la Policía hacia la salida de un
hotel de Tallahassee.
No fue la única estampa del día.
El desembarco de la prensa en el recuento electoral ha colgado
el cartel de «No Vacancies» en cada hotelucho de
la costa. Por si fuera poco, Tallahassee celebra hoy el derbi
más importante de la temporada de fútbol americano
en Florida, que concentrará a 80.000 seguidores. Mu-chos
de ellos tenían plaza de ho-tel reservada desde hace un
año, por lo que la prensa ha tenido que dispersarse. Para
los que de-cidieron amotinarse y prometieron no salir si no era
a la fuerza, sus deseos fueron órdenes.
Con las 6.000 plazas de hotel en 60 millas
a la redonda agotadas, los particulares hacen el agosto. Una
habitación con baño en una casa privada cuesta
40.000 pesetas por noche. Un apartamento, 80.000. Algunos, como
Judy Davison, un bombero, se aprovecha de la demanda y ha decidido
interrogar a sus huéspedes. Las habitaciones de su casa
sólo están disponibles para seguidores del equipo
del Florida Gator o de Gore.
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