Hillary confía
en negros e hispanos para ganar su pase al Senado por Nueva York
La primera dama se
ha transformado durante la campaña hasta eliminar la imagen
de mujer fría y calculadora
MERCEDES GALLEGO. ENVIADA
ESPECIAL AUSTIN
Nada de la Quinta Avenida ni las glamurosas
calles del Soho. Hillary se ha pateado hasta el último
día las aceras descuidadas de Harlem y el Bronx, donde
residen las minorías negras e hispanas en las que confía
para convertirse en senadora. Los desfiles de limusinas y comitivas
de seguridad con miembros de los servicios secretos apostados
en cada esquina han deleitado a la comunidad.
Hillary obtiene en las encuestas el 95%
de los votos negros y el 85% de los hispanos. Su rival, Rick
Lazio, despierta un 0% de simpatías entre el primer grupo
y un 5% entre los hispanos. El resto son indecisos o vo- tantes
de otra formación. Ahora sólo falta sacarlos a
votar.
«Sabemos que necesitamos cada votos
posible de afroamericanos y latinos», admitió Gigi
Georges, brazo del partido demócrata en el estado de Nueva
York.
Desafortunadamente para ella, apenas un 23% de la comunidad latina
acudió a las urnas en las elecciones anteriores, frente
a más de la mitad de los blancos, que apoyan mayoritariamente
al republicano. «Ya le dije que Nueva York era una apuesta
muy alta», confió Bill Clinton en rueda de prensa.
«Incluso para mí, que llevo muchas campañas
encima», afirmó.
El presidente ha sido el mejor consejero
que haya tenido la primera dama. Clinton ha supervisado sus entrenamientos,
le ha enseñado a modular, a gesticular, a resultar espontánea.
Si en los pri- meros meses de campaña Hillary resultaba
rígida, fría y entumecida dentro del guión,
en sus últimas apariciones se la ve tan humana que 'The
New York' fue el domingo a preguntarle a qué se debía
la metamorfosis. «No lo sé, no me veo a mí
misma», respondió ella.
Al menos en esta última parte, Hillary
parece haberse divertido. Tiene una perpetua sonrisa en los labios,
le brillan los ojos, estrecha manos por doquier, abraza a los
niños que se le tiran encima y hasta se le han escapado
unas lagrimitas al hablar de las víctimas del terrorismo.
¿Será que se ha vuelto humana?
¿O estará viviendo una segunda luna de miel con
Bill? Muchos apuntan a esto como explicación. El matrimonio
ha cambiado las paredes de la Casa Blanca por el sabor a hogar
de la primera casa que han poseído en su vida, localizada
al norte de Nueva York. Se llaman por teléfono varias
veces al día y el presidente admite no perderse detalle
de sus apariciones públicas. Ambos han sido vistos recientemente
en un sinfín de ocasiones inclinados el uno sobre el otro
con aires de confidencialidad. Hillary, a diferencia de Gore,
sí está interesada en los consejos políticos
de su marido.
Las encuestas
La transformación se ha notado en
las encuestas, donde en el último mes ha roto el empate.
La última encuesta del diario 'USA Today' le adjudica
hasta seis puntos de ventaja sobre Lazio.
La campaña al Senado de la Gran
Manzana pasará a la historia como la más cara del
país con un costo de 80 millones de dólares (unos
1.500 millones de pesetas). Según la empresa de sondeos
de opinión Field Polls, la mayor parte de los californianos
está poniendo más atención a lo que ocurre
en Nueva York que a las elecciones de su propio estado, sobre
todo ahora que la imagen de Hillary ha vuelto a colarse en el
corazón de los americanos.
Sus detractores la acusaban antes de utilizar
el cargo de primera dama para adjudicarse un puesto político.
Era Hillary la ambiciosa, decían. Ahora, que por fin resulta
humana, aseguran que «lo que quiere conseguir realmente
no es Nueva York, sino a su marido», sostuvo maliciosamente
el viernes el republicano de Brooklyn Bob Di Carlo. Si la suerte
le sonríe, esta noche Hillary podría tener las
dos cosas.
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