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Florida retrasa hasta el 17 de noviembre los resultados oficiales del escrutinio

Gore consigue que se lleve a cabo un tercer recuento manual en varios condados ante la exigua diferencia de votos con Bush. Los republicanos advierten de que si el aspirante demócrata gana en Florida exigirán la revisión en Estados reñidos como Iowa y Wisconsin

MERCEDES GALLEGO. ENVIADA ESPECIAL AUSTIN

 Datos AP  Diferencia  Nuevo total
 GORE  +2.520  2.909.871
 BUSH  +1.063  2.910.098

 BUSH GANA POR 327 VOTOS

 67 de 67 condados escrutados
Razón tenía Tipper Gore durante la última semana de campaña en la que repitió hasta la saciedad que «un solo voto cuenta». Su misión en cada mitin era recordar que Kennedy batió a Nixon por un voto por colegio electoral, por lo que pedía a cada seguidor que arrastrase a un amigo que no fuese demócrata. Ayer esa diferencia era tan exigua que exigió un tercer recuento, esta vez manual, que ser realizará en varios condados, incluido Palm Beach, que aceptó la petición de los demócratas en ese sentido, tras haberse detectado varias irregularidades. El recuento se llevará a cabo mañana.

Gore y Lieberman tras exigir públicamente un recuento manual de los votos. / AP
Esta circunstancia y el escrutinio de los votos por correo supondrán que hasta el próximo 17 de noviembre no habrá una declaración oficial sobre los resultados de las elecciones presidenciales en Florida, según anunció ayer la secretaria del Estado, Katherine Harris. Añadió que hasta las once de la noche de ayer (hora peninsular española) se había recibido la información del recuento de votos de 53 de los 67 condados y que los otros 14 tienen de plazo hasta el próximo martes para remitir esos datos, según la ley electoral del Estado.

Harris agregó que el recuento parcial establece una diferencia de 1.784 votos en favor del candidato republicano, George W. Bush. Sin embargo, otras fuentes, en este caso oficiosas, hablan de una diferencia de tan sólo 362 votos para el aspirante republicano.

Ninguno de los dos candidatos está dispuesto a tirar la toalla. Los republicanos advirtieron ayer que en caso de que Gore se adjudique Florida exigirán el recuento de otros Estados reñidos como Iowa y Wisconsin. La escasa diferencia de votos entre ambos confiere una insólita relevancia a factores que nunca antes habían sido decisivos. Es el caso de los más de 2.200 votos por correo que Florida recibió en las elecciones pasadas, y que ésta vez pueden ser los que designen al ganador.

La mayor parte de estos votantes residentes en el extranjero son militares destacados en bases de otros países, cuya tendencia suele ser republicana. En estas elecciones la nominación de Dick Cheney como pareja presidencial de Bush hace que la candidatura republicana sea aún más atractiva para el Ejército. Cheney fue ministro de Defensa con Bush padre, época en la que le tocó dirigir la Operación Escudo del Desierto en la Guerra del Golfo.
Los estadounidenses con derecho a voto que residen en el extranjero ascienden a seis millones, por lo que el resultado de esas papeletas en camino es impredecible, pese a que se suponga altamente militarizado.

Bush y Don Evans. / AP
Ambos partidos piensan estar encima de cada detalle. Republicanos y demócratas han instalado un nuevo cuartel general en Tallahasee, la ciudad al norte de Florida en la que se encuentra el centro de recuento electoral. De Austin partió el miércoles medio centenar de altos asesores de Bush, entre los que abundaba la vieja guardia del ex presidente Bush. Al frente iba el que fuese su secretario de Estado, James Baker, de 70 años de edad, un hombre heredado de Reagan al que Bush dijo haber nominado para defender sus votos de Florida por la «el respeto de que goza».

Supervisión

Otro septuagenario, Warren Crhistopher, que a sus 75 años no había visto antes nada semejante, defendía los intereses de Gore en la península desde la madrugada electoral.

El gobernador del Estado, Jeb Bush, hermano del candidato republicano, es también la mano sospechosa a la que miran todos los ojos. La conferencia de prensa celebrada el miércoles por la tarde estuvo tan plagada de preguntas que apuntaban tácitamente a un gran fraude que acabó despachando irritado a los periodistas. El gobernador se ha excluido del proceso por razones éticas.
Preguntado por la pelea que habría tenido la noche de las elecciones con su hermano George al saberse que Florida caía en manos de Gore, Jeb resultó evasivo pero dolido. «Me disculpé con mi hermano por no haber hecho lo que se esperaba de mí y otra gente para que el pudiera apuntarse la victoria de Florida. «Fue una noche muy larga, espero que nunca tenga que volver a pasar por otra así».

La fiscal general Janet Reno reconoció ayer que su oficina ha recibido un gran número de quejas, pero advirtió que no iba a saltar al ring sino que pensaba estudiar detenida y cuidadosamente si había alguna base para implicar al gobierno federal. «Son los Estados los que tienen la soberanía del proceso electoral», advirtió.

Algunas de las irregularidades eran tan insólitas que dejaron con la boca abierta a los funcionarios. En el condado de Volusia, donde se encuentra Daytona Beach, uno de los encargados de un colegio electoral entró en la sala la noche del miércoles cargando una saca de papeletas que «se le había olvidado entregar», contó abochornado. En ese mismo condado se produjo la noche electoral un fallo del sistema informático que congeló 16.000 votos a favor de Gore, que fueron añadidos más tarde.

En el condado de Osceola, cerca de Orlando, el candidato del partido Libertario Harry Browne se había encontrado con la sorpresa de tener tres veces más votos que todos los nombres registrados por su partido en el censo, un requisito indispensable en EE UU para votar.

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