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Javier Uria
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Athletic 2000-2001
El candidato


Javier Uria
Edad:
39 años
Profesión:
Empresario y alcalde Zeberio por el PNV Lugar de nacimiento: Zeberio
Socio desde 1980, adjunto a la presidencia con Arrate entre 1994 y 1998

Javier Uria, joven empresario de éxito y militante del PNV, es un «lezamista» convencido

Las frases

«Implantaremos una política de remuneración en base a objetivos medibles y contractuales»

«Debemos revalorizar a nuestros jugadores, porque el Athletic no sabe vender»


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El candidato anunciado'

Hablando de Javier Uria, algunos no se han resistido a la tentación de hacer una broma fácil. «El Athletic va a tener un candidato de cantera», dicen, aprovechando dos coincidencias curiosas que se dan en él: su vinculación como empresario al sector de los áridos y su condición de firme valedor de Lezama. Lo cierto es que estos dos aspectos de la personalidad de Uria, unidos a su condición de militante del PNV, son los que más se conocen de un hombre que se mantuvo en un discreto segundo plano -no en lo que se refiere a su cuota de poder sino a su presencia en los medios- durante su paso por el club entre 1994 y 1998.

El segundo plano, sin embargo, se le ha terminado a Javier Uria Etxebarria, para quien la presidencia del Athletic siempre ha sido una ambición imposible de disimular. A partir de hoy, la cámara va a enfocarle de cerca, algo que nunca ha sido muy de su agrado. Y es que en este candidato anunciado -desde que se fue, nunca ha dejado de especularse con su regreso- hay todavía ese rastro de timidez o introversión, tan habitual entre los vascos de caserío, que no proviene de una inseguridad del carácter sino de un acusado sentido del ridículo. «Para algunas cosas, soy muy de Zeberio», suele reconocer. Y es verdad. Para algunas cosas, efectivamente, sigue siendo el niño de Iartzena, el caserío del barrio de Egia, en Zeberio, donde nació el 5 de octubre de 1961.

De Javier Uria, casado y padre de tres hijas, se puede decir que responde al estereotipo del «self made man», el hombre hecho a sí mismo. Su padre, José María, murió cuando él tenía cuatro años. Dejó viuda, cinco hijos y el primer negocio familiar en marcha: la cantera de Orozko, cuyos terrenos arrendó, junto a otro socio, a la familia de la esposa de José María Arrate. Poco después de morir su padre, Uria ingresó en el seminario de Larrea, en Amorebieta, donde estudió hasta los 17 años. A partir de entonces, se dedicó a trabajar y a completar por su cuenta -no llegó a ingresar en la universidad- su formación profesional.

Compromisos

Ambicioso, emprendedor y volcado en su trabajo, el éxito le ha sonreído en los negocios. De hecho, la cantera de Orozko no deja de ser ya para él ese primer negocio familiar que le sirvió de lanzadera y que, hoy en día, probablemente concentre más su nostalgia que sus desvelos. Estos tienen que ver con la presidencia ejecutiva del Grupo Urazca, una empresa de intereses y riesgos diversificados en sectores como la construcción, el inmobiliario, los áridos y la telefonía, que factura al año 10.000 millones.

Al menos hasta ahora, Javier Uria ha vivido volcado en su empresa, que no llegó a desatender ni siquiera durante los cuatro años que permaneció como adjunto a la presidencia del Athletic. Cuando a sus amigos -los de Zeberio, los de Bilbao o los de Plentzia, donde suele veranear- se les pregunta por sus hobbies, algunos hablan de la pala, otros bromean a cuenta de su predilección por comer con champán, por las nuevas tecnologías o por los móviles más diminutos, y el resto recuerdan que hace cuarenta minutos de footing, dos días sí y uno no, para mantenerse en forma.
Ahora bien, todos coinciden en que su mayor afición es el trabajo. «No puedes ni quedar con él porque siempre le surge algo», comenta un conocido.

No es extraño que le surjan compromisos, la verdad, teniendo en cuenta su buena voluntad para contraerlos. El caso es que su doble condición de empresario de éxito y militante del PNV -dentro del partido pasa por ser un afiliado de talante abierto, en la línea de Josu Bergara, el diputado general, con el que le une una estrecha amistad- ha hecho que Javier Uria acumule varios cargos: consejero del diario Deia, vicepresidente de la Cámara de Comercio y alcalde de Zeberio. A los dos primeros tiene previsto renunciar -ayer mismo lo comunicó- para intentar ser presidente del club bilbaíno. No así, en cambio, a la alcaldía de su pueblo, que apenas le quita tiempo, ya que ha descargado casi todas sus responsabilidades municipales en Humberto Perea, su teniente-alcalde.

Los fichajes

Uria entró en el Athletic en 1994. Cuatro años antes, formó parte de la plancha que resultó derrotada en las elecciones. Socio desde 1980 -suele decir que «sus primeros duros» los invirtió en sacarse el carnet, con el que no tardó en disfrutar de los éxitos del equipo campeón y de las evoluciones de su jugador favorito, Manolo Sarabia-, Javier Uria ejerció de portavoz y responsable de la comisión deportiva durante su etapa con Arrate, que le conocía desde niño y con quien mantuvo intereses empresariales comunes hasta hace un par de años.

De su paso por el club hay que destacar su participación, como inductor, animador o ejecutor, en los fichajes millonarios que realizó la directiva hasta 1998. Es el caso de las contrataciones de Ríos, de Lizarazu -una espina que todavía tiene clavada-, de Padilla o de Urzaiz. A propósito de este último, llegó a entonar el «mea culpa» por no haberle fichado antes.
La intervención en primera línea de Uria en los fichajes de la era Arrate contrasta con su defensa a ultranza de la cantera como principal soporte de un club cuya filosofía considera innegociable. En conversaciones privadas, el aspirante al sillón de Ibaigane no duda en definirse como «un lezamista convencido». De hecho, durante su estancia en el club, fue uno de los principales apoyos de José María Amorrortu, con el que mantiene una gran sintonía.

Renovación

Poco se sabe por ahora de los planes de futuro del candidato -hoy, cuando haga pública su decisión de presentarse a las elecciones, comenzará a desvelar las líneas maestras de su proyecto-, pero todo indica que uno de sus pilares será el impulso de Lezama como factoría de jugadores. Aparte de ello, también es seguro que, en su programa electoral, el nuevo estadio tendrá un lugar destacado. Es un proyecto que defiende con vehemencia.

Por lo demás, Uria va a incidir estos días en postularse como un candidato independiente -insistirá en desvincular el Athletic de la política- y renovador, como el abanderado de un proyecto moderno de gestión para el club, en el que no puede descartarse la aparición de la figura de un director-general, de un manager general deportivo y de un ramillete de nuevos directivos procedentes del mundo de la empresa.