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Conferencia de Joan Amat, director
del Centro de Empresas Familiares del Instituto de Empresa, y
Javier Salcedo Eguía, presidente del grupo COINPASA y
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Entonces, solicitamos que estuviese
otro periodo de unos 6 meses en la empresa de fabricación
de equipos de cemento, lo que también tuvo un gran éxito
porque nos permitió conocer mucho mejor su tecnología,
sus canales, sus circuitos y, así, avanzar rápidamente.
Y visto que esto daba resultado y que nosotros teníamos
que modificar la dirección que habíamos tomado
en la primera etapa, entró a trabajar, ya en nómina,
en el departamento de desarrollo y de nuevas actividades de nuestra
empresa, aunque posteriormente ha ido ocupando diferentes puestos.
Con respecto al sentimiento de trabajar con un hijo, yo creo
que, para empezar, no hemos tenido problemas especiales, ya que
los dos nos hemos formado con la disciplina de los grupos multinacionales.
Yo trabajé en un grupo multinacional importante hace muchos
años y mi hijo había seguido el periplo que les
he comentado, y a pesar de que la cultura francesa y anglosajona
son diferentes, en los asuntos económicos, hay una serie
de leyes que son iguales en todas partes.
¿Qué hemos hecho para preparar el relevo y el traslado
de dirección? Nada en especial. Se hizo de forma natural,
porque fue pasando de los departamentos de investigación
y desarrollo a responsabilidades operativas en sociedades o divisiones.
Entonces, así, escalonadamente, fue cubriendo etapas y
tomando poder en la empresa; no ya por estatutos, sino por trabajo
realizado. Eso si, para el traspaso de la dirección al
sucesor, a pesar de haber tomado algunas precauciones, siempre
surgen algunos problemas como consecuencia de agravios comparativos
por parte de algunos o alguno de los colaboradores que se habían
incorporado a la empresa con anterioridad y que, como es razonable,
tenían aspiraciones de liderar el grupo un día.
Yo, por mi parte, dejé la dirección
a los 65 años, decisión que fue fruto de varias
reflexiones. En una época, trabajé por cuenta ajena
y tuve la oportunidad de participar en diferentes consejos de
administración, en alguno de los cuales, compartí
experiencia con ilustres personalidades de edad muy avanzada.
Entonces, esto me hizo ver que había mucha prisa para
que las cosas salieran adelante, y todo necesita su tiempo de
maduración. Eso y que cuanto más mayor se es menos
contactos se tienen fueron causas que me hicieron desistir de
seguir perteneciendo a la empresa con muchos años. Además,
siempre he tenido muy en cuenta aquella frase de Von Karajan,
«el arte de dirigir consiste en conocer cuándo hay
que dejar la batuta para no perjudicar a la orquesta».
Hay que ser conscientes de que, aunque uno se quiera adaptar
a los nuevos tiempos, una retirada a tiempo es lo más
beneficioso para uno mismo y para la compañía.
Sin embargo, no hay que dar todo por perdido, porque yo creo
que la experiencia de un empresario todavía tiene unos
4 ó 5 años de aplicación en organizaciones
promovidas por la sociedad civil, como, por ejemplo, en el área
humanitaria de ayuda a la juventud, en la cultura, el deporte,
etc. Esto, por un lado, es tratar de ser útil, pero por
otro, también es ser muy egoísta. Recuerdo una
frase de Simón Peres cuando le dieron el Premio Nobel
de la Paz: «un hombre puede ser tan viejo como sus años,
pero tan joven como sus sueños»; pues bien, esto
último, esta necesidad de soñar, sería el
punto de vista más egoísta pero absolutamente saludable,
ya que nos ayuda a pasar estas etapas de la madurez con mucha
mayor ilusión.
A mí, por mi parte, se me está terminando el ciclo
de los cinco años porque ya tengo los 70, así que
habrá que programarse de nuevo para ver qué se
puede hacer en el futuro. He estado 10 años como presidente
de la asociación de papeleros de Euskadi que ejerce de
interlocutor del sector del Papel con la Administración
Pública. Pertenezco al comité directivo del Club
de Roma en España y también soy presidente del
Club de Roma aquí en Euskadi. Presido una Fundación
Cultural desarrollada por COINPASA, el Instituto Europa de los
Pueblos Fundación Vasca, a través de la cual, hemos
detectado que de 100 pueblos europeos, el 10% cuenta con gobiernos
autonómicos o alguna organización y el resto no
tiene ningún tipo de gobierno (esto es importante tenerlo
en cuenta porque, lo mismo que nos preocupamos de si tal vegetal
o animal se va a extinguir, en lo que respecta a la extinción
de los pueblos no se toma ninguna medida). Y por último,
en el área humanitaria, he colaborado en la promoción
de los bancos de alimentos de Vizcaya.
Ésta ha sido, someramente, mi respuesta a todas las preguntas
que se me pidió que contestara en esta charla. Muchas
gracias a todos.
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