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AULA DE CULTURA VIRTUAL

La Fundación Grupo Correo está desarrollando este año un interesante programa de conferencias cuyas transcripciones ofrecemos en El Correo Digital.

Conferencia de José Javier Esparza / Periodista

'CÓMO DEFENDERSE DE LA TELEVISIÓN'
VITORIA 16 de noviembre de 2000

José Javier Esparza el periodista y crítico de televisión
Yo quisiera contarles cómo defenderse, cómo defendernos, de la televisión. Desde luego, hay mucha gente que considera este aparato como una amenaza y otra mucha gente que no. Para la mayoría, es sólo un instrumento de ocio, por lo que nunca hay que temer gran cosa, sólo es un entretenimiento; sin embargo, sobre todo en los últimos 10 años, coincidiendo con la aparición de las cadenas privadas, se oye cada vez más que la televisión tiene la culpa, o por lo menos parte, de casi todo: de la delincuencia infantil, del retroceso de la cultura escrita, de los índices del fracaso escolar, de la pérdida de valores morales ... Todo esto hace que adoptemos una actitud defensiva, qué duda cabe, así que me gustaría contestar a unas cuantas preguntas que pudieran aclarar si la televisión es verdaderamente una amenaza, porqué lo es, si es preciso defenderse de ella y cómo hay que hacerlo.

No me quiero referir a ella sólo como mensaje, es decir, a los contenidos, a lo que habitualmente comentamos los críticos, sino que quiero referirme también a la misma como medio, el aparato en sí, el lenguaje que emplea. Por tanto, podremos ver por qué la televisión es una amenaza tanto en su concepción de medio como en el de mensaje y, simultáneamente, resolveremos cuáles son los mecanismos de defensa ante dicha "amenaza".

Uno de los reproches que se dirige con más frecuencia en contra de este aparato es que atonta. Esto es muy visible en el caso de los niños; se ponen delante de la tele y da la impresión de que rompen todo contacto con el mundo real al meterse dentro de ese mundo ficticio que les ofrece. Pues bien, lo del atontamiento no es sólo una percepción subjetiva o una intuición irracional de padres preocupados, sino que también corresponde a una definición bastante exacta del efecto que la imagen móvil causa en los más pequeños: verdaderamente les atonta.

El porqué es una cuestión que no tiene tanto que ver con el mensaje como con el medio; es decir, no tiene que ver tanto con lo que vemos en la tele como con el propio hecho de estar viendo un aparato que emite señales permanentemente. Podemos resumir el problema del siguiente modo: la televisión hace que nuestro cerebro baje la guardia; la imagen televisada tiende a suprimir las barreras racionales críticas que el individuo suele poner ante cualquier mensaje que recibe del exterior.

Hay muchos estudios sobre el impacto de la imagen móvil en el espectador, y, para la mayor parte de los autores que han hecho estos análisis, todo el problema está en el tipo de imagen øPor qué?, porque nuestro cerebro no está biológicamente capacitado, digamos, para desarrollar una resistencia suficiente al impacto de esa imagen en movimiento. Cuando usted escucha una conferencia o admira un cuadro, su cerebro puede trabajar al mismo tiempo; la razón es que la barrera crítica funciona mientras usted hace todas esas cosas, y, así, puede poner en todo momento una resistencia a lo que está viendo, ya sea poniendo en duda lo que el conferenciante le dice, buscando argumentos contrarios automáticamente, mostrando repulsa hacia lo que un artista ha hecho, etc. Sin embargo, nuestro cerebro no está diseñado biológicamente para hacer todo eso; frente a la sucesión de impactos de imagen en movimiento, a nuestra maquinaria racional le cuesta un esfuerzo extra, suplementario, el ser capaz de ponerse al paso de la imagen móvil y discriminar críticamente los impactos que nos envía.

Para entender mejor este proceso, el porqué de no ser capaces de ofrecer esa resistencia, debemos tener en cuenta que el cerebro humano, como todo el mundo sabe, es una complejísima red de neuronas a la que, todavía, estamos muy lejos de definir. Un Nobel decía que el sistema nervioso central humano era, probablemente, la única frontera inalcanzable de la ciencia óesto lo digo para advertir de que lo que voy a explicar ahora es una metáfora, no una descripción física exacta del cerebroó; explicó que podemos entender nuestro cerebro como una sucesión de esferas que se habían ido acumulando en el curso de la evolución. Tenemos una primera masa cerebral, una primera esfera, que es el paleocortex, elemento que compartimos con los reptiles, por ejemplo, y que es donde anidarían los impulsos más elementales: el frío, el calor, el miedo, la euforia, el sexo ... Sobre esta esfera, se habría superpuesto otra, el cortex, que es la que compartimos con los primates, que nos permite hacer operaciones un poco más "elaboradas" como, por ejemplo, asistir a El Bus, de Antena 3, y otras operaciones de ese género. Por último, está la tercera esfera, la propiamente humana, la neocortex, donde radica nuestra inteligencia,
la capacidad de pensarnos a nosotros mismos como objeto, por ejemplo, que es una cosa que sólo nosotros podemos hacer. Todas estas características nos permiten poner una serie de barreras racionales a todo mensaje exterior y discriminar datos de eso que estamos recibiendo.

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