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Transcripción de la conferencia
de Guillermo de Osma- 5
Todo lo contrario que Cambó
que es sin duda el coleccionista más serio e importante
de esos años. Político fundamental en la España
del primer tercio de siglo, defendió la idea de la regeneración
de la sociedad española y de la autonomía para
Cataluña lo que no le impidió ser ministro dos
veces con Maura y defensor de la monarquía. Como coleccionista
tuvo las ideas muy claras, como el mismo dice en sus Memorias:
"Me propuse buscar, en cada una de las escuelas que no
tienen representación en España, una obra del más
grande de los maestros, si era posible, sino, del que siguiera
en importancia, y a la realización de esta obra he dedicado
una parte considerable de mi fortuna".
Quería rellenar las lagunas
de las colecciones pública españolas, especialmente
del Prado en el que él ve un símbolo de la cultura
española y del Museo de Barcelona al que quisiera dar
un carácter más universal.
No quiere cometer fallos como hemos
visto en Cerralbo o Lázaro Galdiano, así escribe
en sus memorias: "empece entonces la caza de las obras
importantes, de las obras que tuvieran un 'pedigree', que me
vinieran avaladas por grandes autoridades, que con su contemplación,
me dieran a mí un gozo intenso y sobre todo que contara
con un historial conocido, desde que había salido del
taller del pintor".
Su primera compra fue el retrato de
Marullus de Botticelli. Cuenta el mismo Cambó en sus memorias
escribe: "La adquisición del cuadro fue conocida
en todo el mundo del arte y pasé, de golpe, a figurar
como uno de los grandes compradores a los cuales se ofrecían
las principales obras de arte que estaban a la venta. Entonces
entré en relación con los grandes marchantes. Recuerdo
que, al visitar París, el primero de todos, Mr Duveen
( poco tiempo después lo hicieron lord por sus donaciones
a la National Gallery) me dijo que mi adquisición del
Botticelli de Eduard Simon había sido el primer fracaso
profesional de su vida ya que hacía años que tenía
una persona especialmente dedicada a vigilar aquel cuadro por
si algún día se ponía a la venta. Como buen
inglés, sin embargo, me felicitó por haber adquirido
uno de los mejores cuadros del mundo"
Más tarde se decide a comprar
la colección Spiridon en París, centrada en el
renacimiento italiano, con obras de gran calidad junto a obras
menores. Compra toda la colección - que Spiridon no quería
dividir a través de un marchante. Elige lo que quiere
y subasta el resto sin que se sepa que él había
sido el comprador. Así compró obras de gran calidad
del Renacimiento italiano, de pintura holandesa, inglesa, francesa
e italiana del siglo XVIII y alguna obra excepcional de pintura
española que recuperó para España como el
bodegón de Zurbarán.
Después de muchas vicisitudes
ya que se exilió durante la guerra y la colección
se dispersó recuperándola poco a poco dona una
parte importante al Prado en 1941 y a su muerte en 1947 otra
parte al Museo de Arte de Cataluña.
En el contexto del primer tercio de
siglo en que se produce un cierto auge del coleccionismo y donde
hay una consciencia de preservar, constituir y aumentar el patrimonio
artístico se produce uno de los fenómenos más
interesantes y singulares de la historia del coleccionismo español
y es la creación del Museo de Bellas Artes de Bilbao.
El Museo de Bilbao a diferencia de los ejemplos que hemos mencionado
no nace a partir de una colección real ni de la voluntad
del Estado ni se basa en una colección particular sino
que nace de un esfuerzo conjunto entre los ciudadanos y las instituciones.
El Ayuntamiento y la Diputación apoyaron la determinación
de los habitantes de la ciudad de crear una colección
propia, con ejemplos tanto de la creación artística
del pasado como de los artistas contemporáneos, para la
educación y disfrute de la comunidad. Los bilbaínos
de ese momento fueron conscientes de que a la prosperidad económica
que se desarrolló en los primeros años del siglo
debía corresponder también a una elevación
del nivel cultural que beneficiara a la colectividad.
La tarea no era fácil ya que
hasta principios de siglo en Bilbao no existía una tradición
artística relevante ni existían colecciones importantes
(Jovellanos).
A partir de 1900 se organizan una serie
de exposiciones de Arte Moderno que ayudarían a la formación
de la importante Asociación de Artistas Vascos en 1911,
que reúne a la mayor parte de los interesantes y estupendos
artistas que proliferaron en el País Vascos esos años.
El tesón y el interés
de bilbaínos como los coleccionistas Laureano de Jado,
Antonio Plasencia que donarían al Museo sus colecciones,
de Juan Carlos Cortazar y más tarde Don Lorenzo Hurtado
de Saracho y, sobre todo, del pintor Manuel Losada, su primer
director hizo posible con el apoyo de la Diputación presidida
por don Luis Salazar y del Ayuntamiento la creación en
1908 del Museo de Bellas Artes, constituyéndose la primera
Junta del Patronato.
El Museo nacía así de
esta aspiración común de dotar a una ciudad moderna
y boyante como era Bilbao de una colección relevante que
reflejara la creciente importancia de la ciudad para el disfrute
de sus ciudadanos y que facilitara a la joven comunidad artística
los modelos históricos ejemplares para completar su formación.
El Museo abrió sus puertas en
1914 en la Escuela de Artes y Oficios del antiguo hospital civil
de Achuri que era la sede de la Escuela de Artes y Oficios.
Los primeros fondos se constituyeron
con legados de Jado y Plasencia y las aportaciones del Ayuntamiento
y la Diputación, la Casa de Juntas de Guernica y el desaparecido
Consulado de Bilbao como la Anunciación del Greco,
el retrato de María Luisa de Parma, obras de Paret, etc.
Así nació este Museo
ejemplar que se ha caracterizado por su independencia, por su
amplitud de miras, por su capacidad de aumentar sus colecciones
con un criterio riguroso intentado siempre adquirir ñcon
los medios a su alcance ñ lo mejor del arte vasco, del
arte español y del arte internacional. Este deseo de incorporar
obras del arte de otros países, del arte universal, supone
un caso único en el coleccionismo español donde
de una manera exclusiva se ha coleccionado el arte de producción
nacional. Hasta que el Estado muy recientemente ha empezado a
adquirir obras de artistas internacionales y con la incorporación
de la colección del barón Thyssen. Bilbao era el
único museo español donde pudieron admirarse obras
de artistas como Gauguin o May Cassat adquiridas por la Diputación
en la famosa Exposición Internacional de Pintura y Escultura
de 1919 en la que también se compraron para el Museo obras
de Anglada Camarasa y Solona.
En esta exposición fundamental
participaron artistas como Bonnard, Boudin, Cézanne, Van
Dongen, Van Gogh, Redon, Mir, Picasso, Rusiñol, Vázquez
Díaz... junto a los vascos Echevarría, Regoyos
o Zuloaga. Recordemos también que Don Horacio Echevarrieta
poseía entre otras obras de su colección el famoso
cuadro de Gauguin Bonjour monsieur Gauguin.
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