Algo que me sorprende mucho de los cracks es por qué es tan abrupto, por qué de repente sube y por qué de repente, plas, para abajo. Aquel cristiano va devolviendo los 10.000 euros porque la bolsa sigue subiendo. Los que piden los créditos parecen buenos, pero no tienen un duro y, en realidad, están utilizando el dinero de los bancos para especular. Ustedes saben que los bancos el dinero que prestan no es suyo, sabe que es de los depositantes; por lo tanto, los bancos tienen una grandísima responsabilidad, porque tienen que comprender muy bien a quién prestan el dinero que reciben, porque si ese dinero, después, no se puede devolver, el banco entra en quiebra y los depositantes pierden su dinero. Bien, esto fue lo que paso en el crack del 29; los bancos se dedicaron a ir prestando dinero cada vez más y más y, entonces, vino la banca internacional, es decir, era tanto el negocio en Wall Street, subía tanto la bolsa, y los bancos ya veían que pasaba algo, entonces, empezaron a subir un poquito el tipo de interés; “lo presto al 3%, al 4%, al 5%”, intentando ver si de aquella manera aplacaban un poquito ese ansia, esa codicia inversora de todos los inversores de Wall Street, pero ustedes piensen que cuando la euforia está desatada no hay tipo de interés que la contenga; es imposible; es absolutamente irracional, irracional. Por lo tanto, los bancos y la banca internacional empieza a desembarcar en Wall Street y, también, a dar créditos. Bueno, cuando llega el momento que de repente empiezan a faltar necios que quieran comprar las acciones y aquello se derrumba, cunde el pánico y entonces nadie puede devolver los 10.000 euros multiplicado por miles y miles de inversores.
¿Qué sucede? Que la banca internacional y los bancos de Estados Unidos, donde quebraron miles de bancos, no reciben la devolución de los créditos, y entonces es cuando se formaron aquellas colas de gente reclamando sus depósitos y decían en el banco “está quebrado”. Y, así, este es el gran mecanismo mediante el cual se exporta; esta es la gran correa de transmisión. La correa de transmisión mediante la cual una burbuja se exporta al resto de la economía es el crédito, esta es la manera. Una burbuja sólo financiada con ahorro no es muy peligrosa; financiada con crédito es un problema; con crédito internacional se exporta y si, además, el objeto por el cual se especula es un bien conectado con la economía real, agárrate que vienen curvas. Es decir, plantar tulipanes. Bueno, tampoco genera mucho empleo. Lo de las puntocom fue una gran crisis, pero tampoco generaba tanto empleo. Pero las viviendas...,; la construcción mueve mucho, mucho, trabajo. Además, España en nuestro caso, es un país intensivo en mano de obra a la hora de construir y, evidentemente, es un tipo de actividad que a su vez tira de muchos otros sectores, porque estas las instalaciones, hay que hacer alcantarillas, hay que hacer alumbrado público,... entonces, todo aquello va tirando de la economía; por lo tanto, el gradiente más peligroso de una burbuja es cuando además se ceba en un bien que está fuertemente conectado con la actividad real, como ha sido nuestro caso.
La gran pregunta es ¿cuánto va a durar esta crisis? Yo creo que ya no hace falta ni que les explique qué es la crisis actual; yo creo que ya, más o menos, han ido entendiendo muy bien cómo se ha producido, y todo el tema de la subprime no fue más que lo mismo. Fue una gran especulación con viviendas en Estados Unidos, en el cual las hipotecas, las cuales la gente compraba, se convertían en títulos. Como las obligaciones del gobierno británico eran hipotecas de gente portorriqueño, que se compraba una pequeña casa, que a lo mejor tenía un trabajo muy inestable y le daban un crédito y cuando el banco, igual que al gobierno inglés, aquello le quemaba, le cambia el papelito, dice que aquello es un activo, que rinde un 7%, que era el interés que pagaba el portorriqueño. Esto se lo dan a un inversor europeo más o menos maquillado, y este inversor europeo le van dando un 7%. Mientras que el portorriqueño tiene trabajo, entonces el interés que recibe se cree que es un interés, algo muy sofisticado, y en realidad no son más que los intereses que estaban pagando las personas que se habían endeudado con trabajos y empleos muy precarios. Y así es como se exporta, es lo mismo.
Bueno, la gran pregunta, es cuánto durara esta crisis. Otras preguntas que tengo por aquí, es quiénes son los responsables de esta crisis, qué supondrá esta crisis. Bueno, la verdad es que lo que va a durar esta crisis no lo sabe nadie y quien dice una fecha no tiene ni idea. Además, piensen una cosa; si los grandes organismos internacionales que están prediciendo cuándo salimos, hemos pasado el peor momento, de repente un político dice ya ha pasado lo peor. A ver si no predijo la crisis cuando sucedió, ahora, ¿por qué me tengo que creer esto? Es decir, si uno lo piensa un poco, entonces, esto nadie lo sabe. Por varios motivos. En primer lugar, porque la economía depende de la psicología; en segundo lugar, porque la duración de una crisis también depende de cómo tú te comportes; dependiendo de cómo gestionemos esto, la crisis se puede alargar mucho. Esto de tocar fondo, les voy a decir la verdad: el fondo no existe, no hay fondo, el fondo pueda estar tan abajo como queramos, depende mucho de cómo nos comportemos y de lo que hagamos desde un punto de vista público; también desde un punto de vista privado.
Respecto a la duración, los economistas no somos adivinos; los economistas lo que podemos hacer es hacer un diagnóstico: “Ha sido por estas causas y para intentar corregirla deberíamos ir por aquí”. Lo que sí les puedo decir de todos estos grados de burbujas que yo les he dicho, cuanto más han ido digamos estos grados en ahorro, crédito, crédito internacional, activo real, más han durado las crisis. Es decir, después de una época de expansión de cinco, seis años; una crisis por lo menos dura uno o dos años por lo menos; cuando explotó la crisis, al cabo de seis meses, ya decían que quedaban seis meses. Es decir, no es que ya uno sea adivino; es que, mírate la historia; será la única excepción, pues pensemos que venimos de 16 años de crecimiento ininterrumpido; hemos estado 16 años creciendo a un ritmo impresionante, con una afluencia de dinero en la economía brutal. Por lo tanto, es muy difícil que esto en un año se arregla. Es decir, sólo mirando históricamente el tiempo que se necesita, y aquí hay un tema fundamental, esta burbuja no ha sido sólo una burbuja inmobiliaria, ha sido una burbuja de endeudamiento; se ha endeudado el estado, se ha endeudado las empresas, se han endeudado las familias; tenemos un nivel de endeudamiento que históricamente no se había visto; enorme; y las deudas se tienen que devolver.
Y la senda del crecimiento no volverá hasta que este endeudamiento afloje. ¿Qué sucede? Que si encima tu capacidad de devolución del crédito es menor, porque ganamos menos dinero, porque todo va peor, pues aún se puede alargar más. Por eso, es muy, muy difícil, establecer una predicción. La situación es crítica; realmente, el tema es serio; se está destruyendo empleo a un ritmo muy alto, muy elevado.
Y no hay que ocultar la verdad. Yo creo que lo mejor es decir, realmente, la situación es la que es; la crisis va a durar y tampoco es el fin del mundo. No quiero que se queden con un mensaje apocalíptico, en el sentido de que, al final, variaremos la forma de vivir, variaremos hábitos, haremos otro tipo de ocio. Aquí, lo que pasa que es quien peor lo pasa son los mileuristas y toda la gente que se queda en paro; este es el gran drama. El gran drama es que hemos tenido 16 años en el cual ha habido una afluencia de dinero y de crédito impresionante. En términos macroeconómicos, ha habido una alegría monetaria que ni se la imaginan. Pero es que lo dramático es que no ha sido sobre el cien por cien de la población, ha habido gente que no ha tenido acceso a este dinero, con lo cual esto es mucho más duro para estas personas. Y yo creo que es un tema que, socialmente, ahora hay que vigilar muchísimo. Es decir, somos una sociedad moderna y a toda esa gente no se le puede dejar en la estacada y ese es otro grave problema que tenemos. Solución a las burbujas no hay. Las burbujas son muy difíciles de parar.
Creo que el tema de valores y de educación es fundamental aprender. Yo propongo al final del libro, todavía no lo he diseñado, lo tengo pendiente, que en las escuelas se diseñe algún juego que los profesores, los niños se haga algún tipo de simulacro. Porque en las burbujas se arruinan vidas, familias, países, imperios,... Por lo tanto, creo que el tema de las burbujas sería un tema de prevención en las escuelas y, de verdad, creo que es algo que realmente interesaría. A mí se me ha ocurrido montar un pequeño juego en el que los niños aporten su asignación semanal. Se trata de formar una burbuja y que pierdan su semanada. Verán cómo ese niño, al día de mañana, cuando le empiecen a preparar una pirámide, se lo pensará, porque habrá tenido una experiencia, que por mucho que lo lea en un libro le va a servir bien poco. |