Miguel Canalejo Larrainzar, conocido empresario pamplonés, tenía un sueño y sabido es que quien la sigue, la consigue. Vinculado desde su infancia al mundo vitivinícola -su familia es propietaria desde hace seis generaciones de una finca de 150 hectáreas en Ayegui (Navarra)-, retomó este negocio construyendo en 2002 una bodega chapeau. Hace unos meses irrumpió en el mercado su amada criatura, Pago de Larrainzar, en su tercera añada, un caldo elegante al que le queda buen recorrido. En nariz posee golosas frutas rojas en sazón y notas minerales, avainilladas, provenientes de la barrica de roble francés. Es cálido y con buena acidez, con taninos bien toreros, como para enfrentarse a unas rollizas tórtolas en salsa, venidero guiso por el que suspiramos, casi a puerta gayola.

  Guía de vinos: Rioja, Rioja Alavesa, Ribera de Duero ...