Basándose en la tradición artesanal de los mejores vinos del Valle del Rosal y con una variedad mayoritariamente albariño (70% frente al 18% de Loureiro y el 12% de Caíño Blanco), estas bodegas gallegas nos sorprenden con O Rosal 2012. Un vino de gran complejidad en el que fluyen los aromas de albaricoque, melón maduro, cítricos de piel de naranja y flor de azahar. Recuerda a minerales y notas de menta y eucalipto. En boca desde el principio nos llenan su estructura y untuosidad. Es denso y muy carnoso, y ofrece un largo final de boca. Marida, cómo no en tierras gallegas, con mariscos, aunque también con comida asiática, carnes blancas y arroces.

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