Este caldo procede de una bodega situada a unos mil metros de altura, con unas condiciones climáticas que aportan al vino una garra especial. Tampoco la elección de la variedad, la Malbec, típica de Argentina, en este caso ha sido fortuita. Se busca la diferenciación y en cierta medida se logra. Un vino muy tánico, poderoso en nariz, tan concentrado que les recomendamos que lo dejen respirar. Meter la pinocha es como recostarse en un campo de heno, con aromas minerales, de regaliz e incluso mentolados. En boca, todo un atracón de bayas maduras y hojarasca, con un lado vegetal muy agreste.

  Guía de vinos: Rioja, Rioja Alavesa, Ribera de Duero ...