Este crianza se ha convertido en los últimos años en uno de los mejorcitos exponentes de la Ribera del Duero en su gama, con una regularidad en su calidad encomiable y con el aliciente de una manifiesta personalidad. En primer lugar impresiona a los ojos, con una capa muy densa, infranqueable, como un territorio inaccesible. En consecuencia, se manifiesta la intensidad en todas sus facetas. Aromas diversos, sobresalen las frutas negras silvestres, con sensaciones vivas y variopintas, impregnadas de tonos torrefactados, amargos y dulces. En boca reproduce similares sensaciones, hay mucha fruta, acidez, amargor y tanicidad, imperando los valores básicos y la nobleza, mostrando complejidad, largura y convicción. 85% tinta del país y 15% cabernet sauvignon. 17 meses en barrica de roble Allier, el 40% nuevas. 260.000 botellas.