Es un vino que luce estilazo por todos sus poros. Elaborado con un coupage de cepas viejas de garnacha, mazuelo y cabernet sauvignon, convence ya de primeras con una de esas pinochas tremendamente elegantes y golosas: carrusel deportivo de frutos del bosque, con ricos arándanos, cerezas y moras a la cabeza, un puntazo mineral y torrefacto, con vainilla procedente de maderas nobles. En boca, posee gran cuerpo y frescura, con una acidez muy bien currada y un deje de eucalipto y cacao que envuelve el paladar. Te lo pimplas con un asado y ves al arcángel San Gabriel tocando la guitarra.

  Guía de vinos: Rioja, Rioja Alavesa, Ribera de Duero ...