Nos encontramos ante una bodega familiar que desde 1790 ha cultivado sus viñedos de forma ecológica y cuyas riendas, en asuntos enológicos, las llevan hoy en día dos mujeres, Marta Casas y María Elena Jiménez. Ponen todo su empeño en crear elegantes criaturas con personalidad y lo logran con este vino repleto de glicerina. Toda una ráfaga de fruta blanca con albaricoques y peras encabezando el pelotón de carrera. Lo elaboran con la variedad Xarel-lo, resulta superfresco y atesora una acidez fetén, con un amargor final muy característico que nos chifla. Si lo descorchan con unas almejas a la marinera y se lo pimplan tan ricamente, no tendrán que viajar a las Seychelles para sentirse en el paraíso terrenal.

  Guía de vinos: Rioja, Rioja Alavesa, Ribera de Duero ...