En asuntos de txakoli, no todo el monte es orégano, por eso nos reconciliamos con el mundo cuando damos con uno de espléndidas hechuras, elaborado de forma artesanal, salvaguardando la esencia de lo que debe ser este tipo de vino. Perteneciente a la Denominación de Origen Álava, este caldo nace de las viñas situadas en el valle de Arrastaria y plantadas a comienzos de este siglo. Nos cuentan que los cambios climáticos de la zona le sientan de miedo a la variedad. Mucha manzana verde, cítrico y un atractivo punto ahumado en nariz, estupenda acidez en boca, con su correspondiente amargor pero también con atractiva chispa golosa, resulta fresco, apetecible y vivo. Nos beberíamos un quintal con un pescado recién hecho a la brasa, el recuerdo a limón y pomelo persiste.