La manzana del paraíso
Sokoa
A medida que avanza el otoño y se dejan sentir las
primeras rachas de aire frío, las frutas frescas, con
excepción de los cítricos, empiezan a escasear
en las tiendas. La manzana sin embargo está en su mejor
momento y tiene una buena conservación sin necesidad de
frigoríficos. Este hecho era bien conocido por los navegantes
de altura de siglos pasados, que nunca olvidaban incluir en la
lista de provisiones, para sus largas singladuras, unos buenos
barriles llenos de esta fruta.
En nuestra cultura occidental se atribuyen a la manzana rasgos
contradictorios. Por un lado sería la fruta maldita que
provocó el primer pecado y con él, toda clase de
miserias para la especie humana. En realidad la Biblia no dice
en ningún momento, que el fruto del árbol del bien
y del mal fuera una manzana, pero los cristianos occidentales,
que no conocían el plátano ni el mango, la responsabilizaron
de la caída de Adán.
Lo que sí dice el texto sagrado es que nuestros primeros
padres, después de la caída, cubrieron sus vergüenzas
con hojas de higuera. También en fuentes griegas clásicas,
se atribuye a la manzana de la discordia el origen de la terrible
guerra de Troya.
Por otro lado, las propiedades salutíferas de la manzana,
han sido reconocidas en nuestro mundo desde la antigüedad.
En la mitología griega, cuando los dioses comenzaban a
envejecer, comían manzanas para recuperar su juventud.
La sabiduría popular, recalca también las virtudes
benéficas de este fruto: «sano como una manzana»
es uno de los muchos refranes que existen sobre ella en castellano
y en lengua inglesa es bien conocido un dicho que podríamos
traducir por: «una manzana al día, mantiene alejado
al médico».
Muchas son las cosas que se podrían escribir a propósito
de los platos que se pueden preparar con manzanas. Es buena compañía
de delicias gastronómicas como el foie grass y la caza,
pero no hay que olvidar que además, el zumo fermentado
da origen a dos aromáticas bebidas, la sidra y el alcohol
de manzana o Calvados.
Mousse de manzana
Pelar y partir en trozos 8 manzanas reinetas. Ponerlas en
una cazuela con una pizca de canela rayada, 150 g. de azúcar
y 1,5 dl de agua. Cocer suavemente con tapa durante 20 minutos
o hasta que se evapore el agua. Pasarlas por la trituradora con
1/2 cucharilla de levadura química. Calentar el horno
a 200º C. Batir a punto de nieve 8 claras y mezclarlas con
el puré de manzanas. Pintar con mantequilla una flanera,
salpicarla con azúcar y poner en ella el puré.
Hornear a baño maría 30 minutos. Servir con una
salsa de caramelo.