Patata nueva o temprana
Carmen Otaegui
Cuando
se aproxima la primavera, en muchas zonas empieza una nueva temporada
agrícola que trae a los mercados una colección
de hortalizas: espárragos, zanahorias, guisantes, lechugas,
cebollas, champiñones y también esas ricas patatas
nuevas o tempranas, que se distinguen muy bien de las viejas,
otoñales o tardías por su piel dorada y muy fina.
La patata es el segundo alimento en importancia y cantidad
de consumo, tras los cereales. La historia de su desarrollo en
Europa está ligada al hambre. Traída de América
por los españoles a mediados del siglo XVI, tuvo dificultades
para arraigar en el Viejo Continente e incluso se empleó
como alimento para animales, hasta que, en el siglo XVIII, la
extensión del hambre y los experimentos del botánico
Parmentier acabaron con los prejuicios de muchas gentes. Ya en
el siglo XIX, fue desplazando a las legumbres en la dieta de
muchos países, hasta alcanzar la primacía que hoy
ostenta en muchos hogares. La patata es, pues, un producto esencialmente
europeo, ya que aquí se produce el 70% de los 300 millones
de toneladas anuales de su cosecha mundial.
Hace dos siglos, había cuarenta variedades; a mediados
del siglo XIX, un millar, y ahora están catalogadas más
de 3.000, aunque por razones comerciales sólo se dedica
al consumo un centenar. Entre ellas están las nuevas o
tempranas. Como su piel es muy fina y casi transparente, no hay
que pelarlas: basta con rascar suavemente su superficie y lavarlas
bien.
La patata reúne todas las condiciones del alimento
ideal. A su riqueza alimenticia potasio, vitaminas B6 y
C y, sobre todo, ácido fólico, un 21% de almidón
y apenas grasa, une su bajo coste y sus grandes posibilidades
a la hora de cocinar. Su recetario es extensísimo, con
preparaciones como las patatas con chorizo, en salsa verde, en
tortilla, gratinadas con queso, panadera, con bacalao o rellenas,
según la siguiente receta. Lavar y secar las patatas sin
pelar. Pinchar por varios sitios con la punta de un cuchillo
y colocarlas en una bandeja al horno durante 45 minutos, utilizando
un programa turbo. Se sacan y se les corta la parte superior
para hacer cavidad. Se pone una cucharadita de mantequilla, se
salpimentan, se aromatizan con un poco de albahaca y se casca
un huevo dentro de cada una. Se ponen de nuevo al horno durante
unos diez minutos, en el mismo programa.
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