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PRODUCTOS DE TEMPORADA
Aguacate: mantequilla de la selva
Hace tan sólo quince o
veinte años que el placer de comer y degustar frutas tropicales
sólo podía hacerse en el lugar de origen. Pero
ahora, gracias a la mejoría del transporte y a haberse
aclimatado varias de ellas en otros países, muchos de
esos frutos los podemos tener en la mesa a las pocas horas de
ser recolectados. Todos ellos constituyen una colección
de un tentador aroma y sabor embriagador.
Enumerarlas a todas podría crear una confusión
de nombres (babaco, kiwano, tamarillo, mango, papaya, kiwi, maracuya,
guayaba...) por lo que hemos elegido una de las más apreciadas,
el aguacate, que se halla ahora en su mejor época y con
la que podemos realizar unos platos capaces de proporcionarnos
un grato placer y nuevos sabores.
Resulta difícil conocer con precisión cuál
fué la verdadera cuna del aguacate, ya que su cultivo
viene de tiempos muy lejanos. Lo más probable es que apareciera
en las zonas tropicales y subtropicales centroamericanas, pues
los aztecas mejicanos fueron los que comenzaron la selección
y el cultivo de las variedades comestibles. Fué por ello
un elemento básico en la comida de aztecas y mayas, que
lo consideraban una fruta con innumerables propiedades.
Valor alimenticio
Los conquistadores españoles fueron los primeros en conocer
el ahacatl y convirtieron su nombre en aguacate. Procedente de
un árbol de la familia del laurel, los europeos no lo
usaron durante mucho tiempo, aunque los americanos lo cultivaron
el California y Florida desde finales del siglo XVIII. Hoy se
cultiva en gran parte de España, sobre todo en la Costa
del Sol y Canarias.
Hay muchas variedades que proporcionan el fruto ovalado o esférico,
pero para describirlo basta con señalar que tiene forma
de pera y un peso entre 200 y 400 gramos. Su corteza es generalmente
leñosa y verde brillante y su pulpa, mantecosa y compacta.
Su valor alimentario es muy elevado. Ninguna otra fruta fresca
tiene un porcentaje de materia seca más alta (30%), puesto
que el plátano, que le sigue, sólo alcanza el 25%.
Tiene además un porcentaje de grasa que alcanza hasta
el 30% en alguna variedad y que es superior al de la aceituna.
Poéticamente se da al aguacate el nombre de mantequilla
de la selva por la blandura y melosidad de su pulpa.
No es una fruta en el sentido vulgar de la palabra, ya que la
forma de consumirse es distinta. Se puede tomar en ensaladas,
gratinados con langostinos, rellenos de gambas o extendido sobre
una tostada con el añadido de un poco de sal y zumo de
limón o comido a cuchara sobre su propia cáscara.
Toda una delicia...
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