Cítricos, la naranja
Carmen Otegui
Desde 1989 especialmente,
a partir de 1993 se ha producido una gran caída en
la demanda de fruta fresca. Solamente en ese período,
las ventas bajaron un 22%, tendencia que se ha mantenido en los
años siguientes. Este descenso del consumo se atribuye,
en parte, a una alteración de los hábitos alimenticios;
sobre todo, en familias con hijos pequeños. Y uno de los
sectores más perjudicados es el de los cítricos,
que se suelen agrupar en cuatro familias: naranjas, mandarinas,
limones y pomelos.
Cada vez más hogares prefieren la comodidad de un postre
prefabricado (tanto en productos derivados de la leche, como
en zumos) antes que pelar una fruta fresca, que aporta su riqueza
vitamínica de forma directa y natural. Por eso sería
deseable recuperar la antigua costumbre de comprar cítricos,
uno de los alimentos más atractivos y sanos a nuestro
alcance.
Familia prolífica y de
origen divino según las leyendas, deben ser insustituibles
en nuestra cesta de la compra durante muchos meses al año.
Al natural, en zumo, en tartas, en sorbetes Una delicia llena
de vitamina C, como este sorbete de naranja de sencilla elaboración.
Se exprimen bien las naranjas hasta conseguir dos vasos de zumo,
que se aromatiza con un poco de ralladura de naranja de piel
muy fina. En un cazo de fondo grueso, mezclar 200 gramos de azúcar
con medio litro de agua y hervir a fuego lento, hasta conseguir
un almíbar clarito. Agregar al zumo, mezclar bien y pasar
por un colador fino. Verter la mezcla en un recipiente plano
y ponerla en el congelador, aproximadamente, una hora. Transcurrida,
sacar y batir bien con una varilla e introducir de nuevo en el
congelador durante media hora. Sacar otra vez, batir enérgicamente
hasta lograr un aspecto cremoso y añadir la clara de un
huevo montada a punto de nieve. Mezclar suavemente y tapar antes
de colocarlo de nuevo en el congelador, hasta que endurezca.
Una hora antes de degustarlo, ponerlo en el frigorífico
para que se ablande un poco. Servir en copas.
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