Semana del 30 de abril al 5 de mayo de 2005

Té, placer y salud

JESÚS LLONA LARRAURI

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Cultivado hace miles de años en Asia, el té es la bebida más consumida en el mundo después del agua y se extiende entre nosotros de acuerdo con los deseos del ciudadano del siglo XXI que quiere placer y salud. Todos los tipos de té proceden de la misma planta, cuya denominación científica es 'camellia sinensis', y lo que origina las diferentes variedades y sus propiedades es su peculiar proceso de preparación. En el té negro, las hojas se dejan marchitar y luego se ponen a fermentar y secar, para obtener el té verde se cuecen las hojas al vapor y luego se secan, y si las hojas se someten a maduración (no fermentación) se obtiene el té rojo. De las 2,5 toneladas de té producidas en el mundo cada año, la cuarta parte son de té verde, y su forma de obtención hace que permanezcan intactos sus vitaminas, antioxidantes y elementos medicinales.

La presencia de flavonoides y de taninos hace que sea una bebida muy antioxidante (100 veces más que la vitamina C y 25 más que la E) respecto a su capacidad de neutralizar los radicales libres capaces de dañar las células, hacerlas envejecer y producir cáncer. El consumo regular de té, según han demostrado sucesivos estudios científicos, disminuye un 60% el riesgo de enfermedad coronaria, reduce el colesterol y triglicéridos en sangre, así como la formación de trombos.

Los polifenoles del té verde parece que previenen algunos cánceres como los del aparato digestivo, pulmón y cánceres estrógeno-dependientes, incluyendo el de mama. Una taza de té verde contiene unos 200 miligramos de polifenoles y 50 miligramos de cafeína, y los japoneses, grandes adictos a esta infusión, toman 2 ó 3 tazas de té verde al día, lo que aporta unos 400 miligramos de polifenoles que actúan como antioxidantes.

Si no se toleran bien sus componentes es mejor no beberlo, y los hipertensos, por ejemplo, deben usarlo con moderación. El té es, por otra parte, diurético, no está indicado en casos de gastritis y ulcera gastroduodenal y puede dificultar la absorción del hierro a nivel intestinal.

Los consumidores, consciente o n de estos beneficios para salud, toman té con entusiasmo, sobre todo en los países de Asia y el mundo musulmán ya que, después del agua, esta infusión es la bebida que más se consume en el mundo: se calcula que cada día se toman 1.500 millones de vasos o tazas de té. El té no ha amenazado ninguna cultura ni es sinónimo de uniformidades, acaso porque tampoco es una bebida de sabor invariable que se extrae de un envase.

Por el contrario, el té requiere una preparación que propicia el rito y está abierta a la imaginación y al gusto de cada pueblo. Sea verde, semifermentado o negro, solo o dulce, ahumado, con jengibre o cardamomo, a la menta, con leche, con limón, con esencias florales...puede decirse que cien civilizaciones se encuentran y se reconocen en cada taza de té


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