Semana del 12 al 18 de agosto de 2006
Marisco de Navarra
JESÚS LLONA LARRAURI
Los
pimientos, chiles y guindillas tienen su origen en América
del sur y llegaron a España con el reinado de
los Reyes Católicos. Pertenecen al gran grupo
botánico de los capsicum y el pimiento
del piquillo de Lodosa cultivado en la Ribera de Navarra,
a orillas de los ríos Ebro y Ega, en ocho localidades
Andosilla, Azagra, Carcar, Lerín, Lodosa,
Mendavia, San Adrian y Sartaguda, es con seguridad
uno de los más afamados y exquisitos. Carnoso,
dulce, de color rojo intenso y sabroso, con algunos
toques picantes y claro sabor a horno, heredero distinguido
y autóctono de aquellos traídos de América.
En octubre y noviembre se recogen con
mimo, se asan en hornos a 700 grados centígrados,
se pelan a mano uno a uno sin lavarlos en agua y quedan
listos para su envasado por la industria conservera
de arraigo artesanal. La denominación de origen
Pimiento del Piquillo de Lodosa avala y garantiza una
serie de condiciones relativas a su calidad. Apenas
aportan veinte calorías por cada cien gramos
de alimento, lo que indica que casi todo el producto
es agua.
Contiene poquísimas grasas y proteínas,
unos pocos carbohidratos complejos, buena cantidad de
fibra, mucha vitamina C (más del doble que la
naranja, por ejemplo), muchos betacarotenos o provitamina
A responsables de su bello color rojo y
unas pocas vitaminas de los grupos B y E, abundante
potasio y cobre, selenio y fósforo y pequeñas
cantidades de hierro, calcio y zinc.
Su escasa concentración de sodio permite incluirlo
en dietas para hipertensos. No están aconsejados
para quienes tienen problemas del aparato digestivo,
ya que pueden irritar la mucosa gástrica e intestinal.
Estos pimientos tienen buena utilización en la
cocina, en ensaladas, guarniciones o rellenos de carne,
bacalao, gambas, cen- tolla
Resultan realmente exquisitos preparados en aceite de
oliva con un poco de sal dejando que se hagan a fuego
moderado hasta conseguir una salsa espesa. Sin olvidar
a la hora de cocinarlos que hay que hacerlos poco porque
ya se asaron en el primer momento y luego la lata se
esteha esterilizado para su conservación. No
hay carta de restaurante que no los incluya porque en
pocos años se han convertido en uno de los productos
estrella más cotizados.
|