Semana del 12 al 18 de marzo de 2005

Castañas asadas

JESÚS LLONA LARRAURI

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La castaña es uno de los frutos secos conocidos por la Humanidad hace más tiempo y junto con las bellotas, sirvieron de alimento al hombre sobre todo a los campesinos. Áspera cuado es cruda, cocida o asada es dulce, un poco aromática, feculenta y muy agradable, de color blanco amarillento rodeada de una telilla rojiza aterciopelada, y en el exterior presenta una cubierta de color marrón oscuro lustrosa. El otoño, a la entrada del invierno marca la mejor época para su consumo, y avisa a la gente de las ciudades que han llegado los puestos callejeros de venta de las conocidas por «asaditas, calientes...». ¿Quién no las ha comido en tiempo de frío?

La composición y valor nutritivo de la castaña se parece más a la de los cereales que a los frutos secos, porque es rica en hidratos de carbono sobre todo almidón, tiene mucha fibra, apenas grasas mono y poliinsaturadas beneficiosas, unas pocas proteínas, vitaminas del grupo B y ácido fólico, bastante hierro, calcio, fósforo y zinc, y sobre todo mucho potasio bueno como diurético.

Aportan unas 210 calorías por 100 gramos. Con ésta composición se puede incluir en la dieta de los hipertensos porque además, es muy pobre en sodio. Pueden causar flatulencias y gases sobre todo si se consumen crudas, mientras la harina de las castañas es un producto de buen valor nutritivo y buena digestibilidad y por ello, se recomienda a los ancianos y en papillas infantiles.

Por su riqueza en taninos es buena contra las diarreas. La medicina natural reconoce sus cualidades como astringente, antitusígeno y como tonificante muscular para aquellos que hacen un intenso ejercicio muscular. Las personas obesas y diabéticos deben restringir su consumo. Las castañas deben masticarse y ensalivarse bien para que los hidratos de carbono sean fraccionados por los enzimas digestivos, y así, pasar a la sangre.

El marrón glacé es una especialidad francesa que exige utilizar buenas castañas peladas, confitadas y finalmente glaseadas en almíbar y luego presentadas como dulce regalo, como se hace en Galicia. El otro placer de las castañas se sitúa como acompañamiento de carnes y sobre todo caza, en platos al estilo germano con carne de cerdo o para glasear como mantequilla.


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