Semana del 4 al 10 de noviembre de 2006
Coles contra el cáncer
JESÚS LLONA LARRAURI
La
familia de las coles el brecol o brócoli,
la col repollo, las coles de Bruselas, la coliflor y
otras como el colinabo, la lombarda o la col china,
integrantes de esta familia de verduras crucíferas
son potentes armas para luchar contra el cáncer
y el envejecimiento. Cada una tiene sus cualidades específicas,
pero se recomienda comer la mayor variedad posible ahora
que llegan los fríos. Son las campeonas del otoño-invierno.
Ricas en glucosinolatos, índoles y sulfuramos
(responsables de su olor a azufre al hervirlas), está
comprobado científicamente que reducen el riesgo
de algunos tipos de cáncer de mucosas (estómago,
colon, pulmón), así como de aquellos que
dependen de hormonas (mama, próstata y ovario).
El sulforano puede ser un arma poderosa contra el cáncer,
según los investigadores del Instituto John Hopkins.
Las coles son ricas en betacarotenos o provitamina A,
un antioxidante que previene el cáncer, el envejecimiento
y las enfermedades degenerativas. También tienen
una gran riqueza en flavonoides, cromo y selenio, antioxidantes,
buenos para las enfermedades cardiovasculares. La fibra
insoluble las hace indicadas para el estreñimiento
crónico y la diverticulosis intestinal. Además,
contienen vitamina C (de los 60 miligramos de la coliflor
hasta los 112 del brécol), una gran aliada de
las defensas inmunológicas aunque parte se pierde
con la cocción.
Por otra parte, las crucíferas resultan buenas
para mantener la densidad de los huesos y prevenir la
osteoporosis por su riqueza en vitamina K, calcio y
potasio. Incluyen cantidades relevantes de ácido
fólico para prevenir malformaciones congénitas
del feto, enfermedades cardiovasculares, homocisteína
de la sangre y diversos cánceres. El cromo metaboliza
la glucosa en los diabéticos, mientras que la
fibra y la niacina rebajan el colesterol.
A veces no convienen o hay que moderar su consumo: los
compuestos de azufre pueden ser irritantes cuando hay
problemas renales y existen estudios contradictorios
sobre el tiroides, porque para unos ayudan y otros no.
La celulosa, por último, puede hacerlas indigestas
y producir gases.
¿Las comemos crudas o cocidas?
Mejor al dente e incluso crudas o en ensalada, para
que no pierdan cualidades. Se consumen al vapor, fermentadas
como el 'choucroute', en cremas, con patatas y un sofrito
de ajos, en ensalada y otros. Con tomarlas una vez a
la semana basta.
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