Semana del 23 al 29 de noviembre de 2003
Toma castaña
Más
que asadas. Es el único fruto seco con las propiedades
del cereal y ahora pasa a protagonizar platos de carne
y pescado
ITASO ÁLVAREZ
El otoño y el invierno no serían
lo mismo sin los puestos de castañas asadas en
las calles. Las manos agradecen el calor de los cucuruchos
y, aunque ésta sea la forma más común
de consumirlas, no es la única. De hecho, el
único fruto seco con propiedades de cereal se
ha convertido en el protagonista indiscutible de la
cocina de vanguardia de los restaurantes a partir de
noviembre; por cierto «dichoso mes que entra en
Todos los Santos y sale en San Andrés»,
según cuenta el refranero castellano, que también
reserva aforismos para el fruto del castaño.
«Noviembre es tiempo de batatas, castañas
y nueces»
Además
de asadas y tostadas, se pueden cocer al vapor y hervir.
Crudas y secas tras un tiempo almacenadas, reciben el
nombre de pilongas. Y constituyen un ingrediente fundamental
en numerosas preparaciones culinarias, sobre todo en
las que tienen que ver con la repostería. Se
utilizan para elaborar tartas, mermeladas, rellenos
y, cómo no, esa esquisitez que los franceses
llaman marrón glacé y que
se obtiene confitándolas lentamente con azúcar
y vainilla. Molidas se utilizan para elaborar harina
y, trituradas, aromatizan cremas pasteleras, helados,
bavarois y postres como el Mont Blanc.
Pero, además, en estos años
han saltado del último lugar del almuerzo al
primero y segundo plato. Así, es posible encontrarlas
en sopa, como relleno o guarnición y de acompañamiento
de platos de caza y aves, propios de esta época
y en los que actúa como ingrediente para realzar
su sabor. El refinamiento llega a tal extremo que las
castañas se sirven ya con pescados como el rodaballo.
Los datos
Calorías: 196 kilocalorías
por cada cien gramos.
Agua: Casi el 50% de su peso.
Proteínas: 3,4 gramos.
Grasas: 1,9 gramos.
Fibra: 1 gramo.
Sodio: 2 miligramos.
Potasio: 707 miligramos.
Calcio: 33 miligramos.
Fósforo: 87 miligramos.
Magnesio: 45 miligramos.
Hierro: 1,4 miligramos.
Vitamina E: 2,3 miligramos.
Vitamina B3: 0,9 miligramos.
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Tesoro culinario
«Hay que mimar semejante tesoro culinario».
Nadie lo sabe mejor que José Luis Prada, en cuya
factoría Prada a Tope, ubicada en Cacabelos,
en plena región leonesa de El Bierzo, el proceso
de elaboración de las castañas embotadas
se prolonga durante siete días. No es para menos:
cada una de ellas pasa ocho veces por las manos de las
señoras que trabajan en esta complicada elaboración.
Primero se pelan a mano y envuelven una a una en gasa
para cocerlas a continuación en tres etapas.
«Es un proceso que aún viéndolo
no se cree», proclama Prada.
Pero el provecho de este fruto va más allá
de su innegable interés culinario. De la cáscara
y las hojas se prepara un champú natural que
sirve para teñir los cabellos rubios. La infusión
de las hojas del árbol se emplea como un remedio
muy eficaz contra la tosferina. Las flores se utilizaban
antiguamente para aromatizar el tabaco de pipa.
Las castañas tienen pocas calorías y destaca
su alto contenido en hidratos de carbono, así
como un porcentaje significativo de proteínas
y fibra, lo que hace que tengan un importante efecto
saciante. «Se pueden tomar dos castañas
o tres entre horas, como tentempié», aconsejan
los nutricionistas.
Mujeres lactantes
Son una buena fuente de minerales sobre todo,
potasio, magnesio, hierro y fósforo y,
por ello, ideales para mujeres lactantes y personas
que padecen anemia. Pese a todo, las castañas
tienen la mala fama de ser poco digestivas. Conviene
masticarlas despacio y, si se tiene el estómago
delicado, es aconsejable cocerlas o asarlas antes que
tomarlas crudas.
Para cocinarlas en casa, hay que hacerles previamente
un corte por un lado para evitar que el calor las haga
estallar, y dejar que se cocinen despacio. Al hervirlas,
se pueden añadir al agua unas semillas de anís.
Para evitarse el engorro de pelarlas, en los supermercados
se venden embotadas.
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