Semana del 22 al 28 de noviembre de 2003
El tomate, rey de la cocina
mediteránea
JESÚS LLONA LARRAURI
Antiguamente,
el tomate era conocido como tomatl en México,
donde se introdujeron los primeros cultivos desde su
tierra originaria, Perú. Llegó a España
en el siglo XVI gracias a los viajes de Colón
y su producción entró poco a poco en los
países del área mediterránea. Ahora,
esta baya solanácea de color rojo vistoso se
siembra y recoge en todas las regiones españolas
gracias a la benignidad del clima, y también
en Grecia, Turquia, Yugoslavia y Africa del Norte, de
tal modo que hoy no se entiende la cocina mediterránea
sin el tomate.
Aquellos primeros que vinieron de América eran
de tamaño pequeño, parecidos a los frutos
de la belladona, de la misma familia pero tóxica.
Por ese motivo, el tomate tuvo inicialmente un gran
rechazo en gran parte del viejo continente y sobre todo
en los países centroeuropeos, que tardaron más
de doscientos años en aceptarlo para el consumo
habitual.
Se trata de un alimento que apenas aporta 18 calorías
por 100 gramos, una elevada cantidad de agua y fibra,
buenas vitaminas A y C, minerales como el hierro y el
calcio y muy poco sodio, lo que le hace especialmente
aconsejable en dietas de adelgazamiento y en las comidas
de los hipertensos.
El tomate puede adquirirse todo el año, aunque
la época ideal es el verano y el otoño.
No en vano, con el sol se llenan de vitaminas. En cuanto
a sus variedades, los tomates en rama son muy adecuados
para ensaladas y salsas, los del tipo pera funcionan
muy bien en la elaboración de conservas, los
verdes también sirven para ensaladas, los cherry
muy de moda en la actualidad y de un sabor ciertamente
afrutado son un buen elemento decorativo y, finalmente,
los de la tierra, que se dan en todas las regiones de
nuestra geografía, constituyen un grato alimento
fresco.
No hay que olvidar que tiene propiedades diuréticas
y laxantes, con buen contenido en ácido fólico,
lo que es muy recomendable en la alimentación
de las embarazadas. Sin embargo, sus cualidades excepcionales
se han visto acrecentadas en los últimos tiempos
por su riqueza en un pigmento vegetal llamado licopeno,
de la familia de los carotenoides o provitamina A, que
le aportan el color rojo tan característico.
El licopeno tiene muy buenas propiedades antioxidantes
y numerosos estudios científicos demuestran que
su consumo habitual contribuye a reducir algunos tipos
de cáncer, como el de próstata, pulmón
o colón, y previene contra las enfermedades cardiovasculares.
Además, aunque el tomate fresco contiene unos
2 gramos de licopeno por 100 gramos, el frito o cocido
de salsas, ketchup y pizzas llega a 25 gramos, lo que
sitúa a algunos alimentos despreciados en la
órbita saludable.
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