Semana del 17 al 23 de junio de 2006
El oro rojo del Jerte
El esplendor rojizo de las
laderas del valle cacereño anuncia que ha llegado
la hora de cosechar las jugosas picotas
JESÚS LLONA LARRAURI
Procedente
del Cáucaso, el cultivo del cerezo ya era conocido
por egipcios, griegos y romanos, que fueron quienes
la bautizaron con el nombre con el que hoy la conocemos:
'cerasium'. Las aves y las migraciones humanas la llevaron
a Europa y Asia, hasta el punto de que, actualmente,
los mayores productores son Rusia, Alemania, Italia,
Francia y España. Es un fruto dulce, dorado con
un fondo rojo, y entre sus variedades dominan la napoleón
como fruta de mesa; la burlat es precoz, jugosa y azucarada,
mientras la ambrunesa resulta más tardía,
y a veces tan ácida que no se puede comer. Finalmente,
la morellos brota con todo su esplendor en primavera.
Las guindas son fruta agria, antecesoras de las variedades
de cerezas actuales.
El valle del Jerte, en Cáceres, es un gran área
de producción donde destacan las picotas sin
rabo, y también el valle del Ebro y la comunidad
andaluza. Ambas regiones se encuentran ahora en un momento
de máxima actividad, pues es temporada de cosecha.
La cereza contiene azúcares, sobre todo fructosa,
que toleran los diabéticos, abundante cantidad
de fibra y resulta una gran aliada de aquellos que tengan
necesidad de mejorar el tránsito intestinal.
Desde el punto de vista alimenticio, es relevante porque
apenas tiene grasas y aporta proteínas.
Sin embargo, en lo que en realidad destaca en esta popular
fruta es su elevado contenido en antioxidantes, que
neutralizan la acción nociva de los radicales
libres: vitamina C, betacarotenos o provitamina A, luteína,
selenio y flavonoides, sobre todo antocianos relacionados
con el color de esta fruta, y ácido fólico.
Las variedades más oscuras contienen mayor proporción
de hierro y magnesio y son una buena fuente de silicio,
un mineral relacionado con el buen estado de los huesos,
y potasio, un excelente regulador del ritmo cardíaco.
Por su bajo contenido en sodio, pueden tomarlas los
hipertensos. Se recomienda también a las personas
que padecen gota, porque ayudan a reducir el ácido
úrico en sangre, y a quienes sufren de artritis
o reúma, por su bajo contenido en ácido
salicílico.
Aportan pocas calorías unas
60 por 100 gramos y hay que tomarlas bien maduras,
preferiblemente fuera de las comidas y evitar tomar
líquidos, que las hacen indigestas. El hueso
de las cerezas no se debe masticar porque contiene sustancias
tóxicas, aunque si se traga no causa problemas
debido a su recubrimiento leñoso que impide que
sean atacados por los jugos y enzimas digestivos. Se
consumen frescas, en tartas, jaleas y mermeladas. La
cereza negra se utiliza en la obtención de la
bebida llamada kirsh y otros destilados y aguardientes
como el marrasquino y la ratafia.
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