Del 8 al 14 de octubre de 2005
Atún, el príncipe
azul del mar
JESÚS LLONA LARRAURI
Tiempo aún de bonito en nuestras
mesas; con pimientos rojos, verdes, tomate, ventresca
asada, marmitako, el llamado bonito del norte (Thunnus
alalunga) o atún blanco y albácora, el
pescado azul más codiciado en toda la costa cantábrica.
Es un pez que pertenece a la familia del atún
(Thunnus thynnus thyunus) o cimarrón, y el bonito
del sur (sarda sarda), que tiene muchos parientes que
se le parecen, pero ninguno resulta tan sabroso.
Aparece en los mercados desde mayo a octubre, durante
la costera del bonito, se consume fresco en la época
de captura y su carne es compacta, grasa y con un sabor
pronunciado que, una vez cocinada, resulta jugosa y
agradable al paladar.
Es la especie de atún preferida por los fabricantes
de conservas, que la etiquetan como atún blanco,
aunque existen otros apreciados como el yellowfin
o atún claro.
Se distribuye por el Atlántico, desde el Golfo
de Vizcaya hasta Sudáfrica, los estados orientales
de Estados Unidos hasta Argentina y por
el Mediterráneo, Índico y Pacífico.
Cuando estos pescados de alta calidad se capturan uno
a uno, de forma tradicional con caña y cebo vivo,
garantizando el respeto por la flora y fauna marinas,
los bonitos conservan intactas todas sus cualidades
organolépticas la forma en que mueren influye
decisivamente en la calidad de la carne y presentan
en la pescadería una etiqueta oficial de label
de calidad.
El
bonito del norte es un pescado azul cuya composición
nutritiva es similar a la del atún común
con un poco menos grasa, de cualidades extraordinarias,
muy saludables, con alto contenido en ácidos
grasos omega-poliinsaturados, que tienen capacidad para
reducir los niveles de LDL colesterol malo,
disminuir la viscosidad de la sangre e inhibir la formación
de trombos.
Son, por todo ello, beneficiosas para el corazón
y la circulación sanguínea, muy buenas
proteínas de alto valor biológico con
todos los aminoácidos esenciales. Su carne guarda
muchos minerales, entre los que destacan el fósforo,
magnesio y yodo, vitaminas A y D y otras del grupo B
como el ácido fólico, valiosísimo
para el sistema nervioso, los huesos, la vista, la absorción
del hierro y el metabolismo de los hidratos de carbono,
grasas y proteínas. Además, se ha demostrado
que su consumo tiene efectos beneficiosos en la prevención
de determinados tipos de cáncer.
Cuando deguste marmitako o bonito con tomate, piense
en el placer y la salud y procure que los coman también
los más jóvenes.
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