Desde hace 44 años, cuando se inauguró este café,
se sirve chocolate a la taza, especialmente al atardecer. Se calienta
leche, que no tiene que hervir, y se echa la onza de chocolate negro.
A la mezcla se le da vueltas muy suavemente, hasta que esté
a punto. No debe quedar ni muy espeso ni muy líquido. Normalmente
se acompaña con un cruasán o con tostadas a la plancha.
Es imprescindible tener al lado una jarra con agua fría. |
La chocolatería más antigua de Vitoria. Juan Carlos
San Vicente la ideó hace tres décadas y, desde entonces,
no ha cambiado de dueños. El chocolate es completamente artesanal,
de puchero, como antaño. Sólo o con nata, se sirve
cuidadosamente en mesa, con churros que ellos mismos elaboran. |
El aroma del chocolate clásico se respira en esta cafetería
ubicada en pleno centro de la ciudad. Se puede degustar con churros
caseros, magdalenas o un exquisito bizcocho. Miguel Ortego lleva
actualmente el local que abrió su suegro, José, hace
23 años. |
Este local, del que ya se tiene noticia a primeros del siglo XIX,
es uno de los más antiguos de Bilbao. Por las tardes es un
buen lugar para encontrarse con los amigos y tomar un chocolate,
siempre con churros. Todo artesanal. El chocolate, muy espeso, se
hace con cacao, leche, azúcar y harina. La masa de los churros
se elabora con harina, agua y sal. |
Chocolatería fundada al pie del histórico Puente
Colgante en 1976. Desde sus ventanales se tiene una panorámica
magnífica del Abra. Su especialidad es el chocolate con
churros o con cualquier tipo de tarta, elaborados en la propia
casa. El reconstituyente se hace con cacao, cien por cien, azúcar,
maizena y leche. A un costado, para quien desee rebajarlo, se
pone una jarra de leche. |
© DIARIO EL CORREO, S.A.U.