Una vez desalado el bacalao se hacen los lomos al pil pil, con sus ajos y aceite, en una cazuela y con mucha paciencia. También se hace la patata panadera, muy poco a poco, para que quede blandita. Sobre pan tostado se compone el pintxo, que va por pisos. Primero se pone una patata y sobre ella dos o tres láminas de bacalao. Encima se pone otra patata y otras dos o tres láminas de bacalao. Para rematar hay dos opciones, o una salsa del pil-pil y pimiento del piquillo o un pimiento rojo asado al horno. |
Al escritor francés que le da nombre le habría encantado probarla. Se trata de una cazuelita de reducidas dimensiones, una especie de paellera diminuta, en la que, sobre una rebanada de pan al horno, ponen un huevo frito de codorniz, jamón serrano, chorizo frito y tomate. |
En este local, donde los fines de semana se elaboran hasta veinte variedades de bocados diferentes, uno de los pintxos más reclamados es la trainera, sencillo pero sabroso. A una rebanada de pan, con forma de barco, se le unta mahonesa, y sobre ello se pone jamón York, una loncha de queso, pimiento rojo y una anchoa en salazón, con lo que se consigue un gran contraste de sabores. Se adorna con mahonesa. |
Es como un saquito lleno de sabor. Setas (Boletus Edulis) a la plancha y gambas, regadas con bechamel y todo ello envuelto en pasta brie. El moderno y acogedor local apuesta por los bocados seductores en los que prima la calidad de los productos. |
Este pintxo parece una torre de pisos. Sobre un pan de molde redondo, se ponen: una tempura de calabacín crujiente, una seta con tempura, también crujiente, una rodaja de calabacín y una rodaja de rulo de queso de cabra. Del propio queso se saca una puntita que debe quedar, asimismo, crujiente. Se añade cebolla pochada, confitada, y se le echa tres o cuatro pajitas de puerro para adornar el bocado. |
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