Este pintxo se ha convertido
en toda una especialidad de la casa. Se compone de dos
o tres champiñones unidos con un palillo, sobre
una rodaja de pan, acompañados de una gamba camuflada.
El secreto está en la salsa que los arropa, una
receta misteriosa que encandila a todos los que la prueban.
Sólo su aroma ya seduce al comensal. |
En este local, que ha quedado
finalista en varios de los concursos de pintxos celebrados
en la villa, uno de los bocados más demandados
es el de picatostes con calabacín. Se rebozan
dos rodajas de calabacín, entre las que se mete
pimiento verde. Se rehogan las gulas con un refrito
de ajo y se colocan por encima. |
Dos rodajas de berenjena empanadas,
entre las que va un pedazo de bacalao rebozado, todo
ello sobre una base de pan. Queda muy jugoso. |
A Teresa Pardo le gusta crear nuevos pintxos. Uno de
los que más aceptación tiene entre sus
clientes, que saca a la barra los fines de semana, es
el de alcachofa y espárrago rebozado. Tiene su
propio secreto para hacerlo. Lo más importante
es la masa, que se elabora, entre otros elementos, con
clara de huevo a punto de nieve. |
El personal enloquece por el revuelto de champiñones
de la casa. Los sábados y domingos, sobre todo,
los clientes hacen cola para tomar este pintxo. Su secreto
es el champiñón fresco, cortado en láminas
y frito con un poco de aceite, sal, ajo y perejil. |
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