Una receta sencilla, pero llena de sabor e ideal para acompañar el vermut del mediodía. Se trata de una oreja ibérica de cerdo cortada en tiras y con un fino rebozado de huevo y pan rallado. La fríen con aceite de oliva virgen de primera calidad y la sirven acompañada con una rebanada de pan y aderezada con unas alegrías del país que aportan un toque picante ideal para coronar la propuesta.
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