Se pasan unas rodajas de calabacín por tempura, para que queden crujientes, y se fríen en aceite muy caliente. Se confita el bacalao en aceite a baja temperatura para sacar bien sus láminas. La base del bocado es una lámina de calabacín sobre la que se monta el milhojas con varias láminas de bacalao. Intercalándose, va txangurro o pil-pil. La última lámina debe ser de calabacín decorado con un poco de pil-pil y palomitas trituradas, que le dan al bocado un toque crujiente y salado. |
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