Un bocado contundente. Unas piezas de carne muy gelatinosas que equivalen a los músculos masticadores y que, bien guisadas, quedan muy tiernas, jugosas y melosas. Las carrilleras se cocinan al vino tinto y se sirven en una brocheta con champiñones en su propia salsa. Van acompañadas de pan, para que la tapa sea completa.
|
© DIARIO EL CORREO, S.A.U.