La pastelería y confitería Malkorra de Elizondo, bien conocida por una legión de golosos confesos, tiene una de esas historias a la vieja usanza que nos ponen cantidad. En 1920, llegan recién casados a Elizondo desde la Bella Easo Raimundo Malkorra y Martina Otaegui; cuatro años más tarde deciden abrir la pastelería y, gracias a la calidad de sus productos, crean un porrón de adeptos e incondicionales, entre otros Pío Baroja y Ramón María del Valle Inclán, según referencias históricas. Así que con esta herencia a sus espaldas y en 1957, Eduardo Los Arcos y Javier Alaña, sucesores de la tradición familiar, iniciaron la producción del que sigue siendo su más preciado tesoro, el producto por el que medio mundo mueve el trasero hasta el hermosísimo Baztan, su espléndido urrakin egiña (hecho con avellanas), conocido como el chocolate de Elizondo, unos tabletones monstruosos -también lo venden troceado-, de auténtico alucine, con unas avellanas gordas como castañas pilongas, que en sus versiones chocolate con leche, negro o con almendras, invitan a caer en la tentación sin remedio. Todo es perdición en Malkorra: sus pastas, pasteles, turrones, bollería, helados… Dénse un homenaje.