Hablar de chocolate nos enamora: placer puro y duro. Si el cacao encima se viste de gala, agárrense que vienen curvas. En las dos tiendas de la chocolatería bilbaína Alma de Cacao, cuidan este extremo a tope. Cuentan con más de 200 referencias y tienen claro que su mercancía es «fuente de sensaciones que conmueven» hasta las entrañas, empeñados con una imagen corporativa y unos envoltorios la mar de currados. El espacio es tope chic y modernillo, rodeado de líneas puras y poesías. ¿Y los chocolates se preguntarán ustedes? Pues variados y bien ricos. Entre los bombones, tres grandes familias para elegir: ‘Con el alma’, flores rojas, leche, maíz, tostados… ‘Hasta el alma’, negro avellana, fresa o té verde y ‘Entre almas’, especiados y exóticos. Son tan quedones que sus chocolates pudieron verse y comprarse, hace meses, en los almacenes Harrods de Londres.