Esta comercial de exquisiteces, que persigue lo mejor de lo fetén de lo excelso para ofrecérselo a los grandes cocineros y ‘gourmets’ del país, ha encontrado unos pimientos del Padrón excepcionales y con una enorme regularidad en la calidad. Lo primero que se aprecia es la selección de una soberbia planta de origen; estamos ante una hortaliza de raza, con pedigrí. Cada pimiento es pequeño, de un tamaño similar, destacando la finura y delgadez de la carne; en la práctica, el hollejo resulta imperceptible.

El sabor, en consonancia, muy delicado, armónico, con una levísima astringencia típica del pimiento. Además, no pican en el 99% de las unidades. La procedencia es del propio municipio, sirviéndose de mayo a octubre.