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Tapas, producto y tradición (5,5)
Rafael García SantosEs uno de los bares de mayor éxito del país, siempre hasta los topes, con productos muy recomendables y banderillas de gran raigambre. Además de picar en la barra, se pueden degustar estos mismos tentempiés en la mesa, configurando una comida de tapas y restaurante. La chacinería lleva la rúbrica de Joselito, sea jamón, lomo, salchichón o chorizo. Las anchoas en salazón con aceite de oliva, que llevan por título Naveganta, ratifican el compromiso de la casa en la selección de géneros. En similar tono, la morcilla de Burgos frita, de la marca Terre, que hemos de catalogar entre las mejorcitas de la zona: jugosa, mantecosa, equilibrada y sustanciosa, realmente para comer y repetir. Resulta el cojonudo: pan con huevo de codorniz, guindilla roja y un trozo de chorizo. El capataz es una banderilla muy digna, compuesta de pepinillo, mejillón, navaja, guindilla y aceituna. Sin otro mérito que la preocupación por el producto y el compromiso de honestidad con el cliente, la rebanada de salmón marinado impregnado de aceite de oliva sobre rodaja de pan. Y así sigue la retahíla de racioncillas para compartir, notables cuando hablamos de productos terminados cecina de caballo de Villarramiel, mi cuit de pato, etc. y satisfactorias cuando se elaboran, prefiriendo recetas muy sencillas y populares. Así, las chuletillas de lechazo ofrecen una cocción convencional y el cordero asado, sin tener nada especial, seguro que gustará. |
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