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Éxito merecido
Rafael García SantosÁngel Pérez Aguilar ha sabido conectar con una amplísima clientela a la que ofrece un marco típico reconstruido precioso, amabilidad y diligencia en el trato, una imbatible relación calidad-precio y una oferta gastronómica variada, que satisface todas las apetencias: producto tal cual, recetas regionales y articulaciones más elaboradas con cierto aire moderno. La morcilla y el chorizo asados satisfacen. Lo mismo se puede decir de los caparrones cuya calidad es buena pero no estelar, que están copiosamente guarnecidos con costilla, pie de cerdo y chorizo, con una salsa algo densa y potente por la aportación de los tropiezos en la hechura; gourmand. Las chuletillas de cordero a la brasa ratifican la corrección, tanto del género como de la hechura; complacen sin entusiasmar. Donde la cocina Juan Nales muestra todo su oficio y adquiere su mayores logros es en las formulaciones más trabajadas, sea en presentación, delicadeza, cocción, etc. La ensalada de centollo y langostinos presume de carnaza, pureza y eficacia. Las láminas de bacalao salen atinadamente, el pisto riojano que le acompaña merece la consideración de estupendo, con una definición de las verduras impecable; asimismo, la salsa vizcaína que ilustra el conjunto merece encendidos elogios. El salmonete sobre cama de tomate y con aceitunas es una fórmula muy vista en el mediterráneo, muy sencilla, pero infalible en su desarrollo. El pichón es todo lo bueno que puede ser un pichón español. Y la torrija con crema de arroz con leche dejará ahítos a los insaciables. |
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