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Prometedor arranque (6,5)
Rafael García SantosHa nacido, hace
mes y medio, con vocación de llegar a ser un gran restaurante.
El marco tiene encanto; el diseño parece inspirado en
una bodega. La oferta de vinos no tiene parangón en etiquetas
mundiales; botellas de múltiples países a precios
muy competitivos, incitando a conocer marcas australianas, chilenas,
californianas, sudafricanas, italianas La terrina de foie gras envuelta en pan de especias pierde parte de su identidad gustativa y táctil al envolverse y calentarse; ahora bien, alardea de gustosidad, que se incentiva con una salsa de cebolleta y una brunoise de pera confitada. Impecables, precisamente por naturalidad, tersura, dietética y colorido, las verduras de temporada asadas coliflor, brécol, tomate, espárragos, calabacín, vainas, etc. sobre exquisito caldo de chipirón. También virtuosos por precisa cocción, inmaculabilidad, ligereza y familiaridad palatal los lomos de sardinas desespinadas sobre tomate concassé dulcificado, aceitunas negras picaditas, queso fresco en dados y setas. Notable la degustación de bacalaos, con salsas muy cultas: pil pil, club Ranero y vizcaína. La salsa aumenta levemente su carácter cuando acompaña unas logradas manos de cerdo deshuesadas y bellamente engalanadas. Igual que sucede con el pollo de caserío sutilmente envuelto en pistacho con crema de puerros y su jugo, fórmula en la que el conjunto se impone sobre los elementos, resultando gratificante. Y la corona de pan rellena de etérea y acaramelada crema de Módena atesora refinamiento y minimalismo. En pocas palabras, un restaurante que interesa conocer y al que hay que seguir su evolución. |
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