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Sencillo y satisfactorio (5)
Rafael García SantosÉxito multitudinario fundado en una cocina elemental gustosa comercializada a precios comedidos en un ambiente informal y grato. Añadamos que las raciones son copiosas y el servicio que dirige Adriana Sánchez, resulta diligente. ¿Qué más se puede pedir a un mesón o a un bistrot? Pues ser eficaz. Y el local vitoriano lo es, en cuanto cumple las expectativas, que no son otras que jamar satisfactoriamente sin grandes pretensiones gastronómicas. Tradición gourmand que se manifiesta en la ensalada templada de bacalao laminado al pil pil con crujientes hortícolas y en las bolas rebozadas de patatas chafadas y carne picada con puré y salsa de idénticos ingredientes; construcciones, por encima de todo, resultonas. Más sencillas e igual de correctas salen las litiruelas o mollejas de cordero, que se ofrecen fritas convencionalmente. Impecable de punto de cocción y con una condimentación muy natural, limpia y precisa, mientras que el arroz basmati con almejas se revela exquisito. Las kokotxas de merluza, como sucede en el 95% de los casos en la restauración pública, brillan más por la hechura de la salsa verde, de cuchara, que por la calidad intrínseca de la materia prima, discreta. Y las carrilleras de ternera mantienen el buen tono que caracteriza el quehacer de Rufina Moreno, que convence en su facilidad. |
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