Semana del 22 al 28 de octubre de 2005
ANDORRA LA VELLA (ANDORRA)
Mesas en la vinoteca
RAFAEL GARCÍA SANTOS
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Dirección:
Avinguda Meritxell, 9. Andorra La Vella (Andorra).
Teléfono:
00 37 6860804.
Página web:
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Cierra: Domingos
y lunes noche.
Precio: 60/80
euros.
Menú degustación:
65/80 euros.
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CALIFICACIÓN |
7,5 |
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Pere Soley tiene un restaurante tan particular
que parece un club privado, pues sólo cuenta
con siete mesas. El comedor se encuentra en la parte
superior de una excelente tienda gastronómica
que almacena miles y miles de botellas de todo el mundo
y en la que se pueden encontrar añadas históricas
de los vinos más célebres, piezas de museo
de incalculable valor. En este ambiente tan exclusivo
oficia Sergi de Meià, un joven chef que se caracteriza
por emplear materias primas estelares, articular los
productos de forma original y atemperada y reproducir
gustos zonales y amables. En pocas palabras, platos
actuales, sosegados y efectivos llamados a complacer.
La coca de sardinas, muy fina, con el
contrapunto de higos y aromáticos, constituye
un abreboca tan sencillo como entrañable, además
de gratificante. El helado crujiente de pan con tomate
coronado por una majestuosa anchoa en aceite de Santoña,
de calidad diez, es una manera original y muy convincente
de revisar el más emblemático de los condumios
catalanes.
Lo mismo sucede con otro emblema de la
manduca nacional, el huevo de payes, verdadero, manjaroso,
tratado con la técnica de moda, a baja temperatura,
que sale impecable y espectacular, revestido con una
escultural telaraña de patatas fritas, contando
con un último y sublime elemento, unas lascas
de Joselito. Las gambas de Palamós, hermosísimas
y cocidas como en muy pocos sitios, saben hacerse, merecen
el calificativo de mayestáticas.
La papada de cerdo confitada servida
con mongetas del Ganxet testifica una constante en la
filosofía del chef: pasión por repintar
el paisaje, por recrearse en la idiosincrasia. El arroz
de setas y verduras sale en un certero punto de cocción,
preservando la naturalidad sápida y con la suculencia
precisa. Prevalece la liviandad.
El pollo de corral relleno de setas y
cocido en una infusión de salvia tiene base y
clasicismo, con el aliciente de una vestimenta novedosa.
Y también se refrenda la memoria histórica
en la carrillera de ternera del Pirineo guisada, que
cuenta con el realce que aporta la vainilla de Tahití
a la salsa y guarnición.
Y buenos postres, entre otros: milhojas
de crema pastelera con ganache de chocolate y helado
de nueces e higos de la gota de la miel servidos con
helado de vainilla.
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