Semana del 19 al 25 de noviembre de 2005
RÍO ASÓN (CANTABRIA)
Una herencia inquebrantable
RAFAEL GARCÍA SANTOS
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Dirección:
Barón de Adzaneta, 17. 39.800-Ramales (Cantabria).
Teléfono:
942 646 157.
Información:
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Cierra: Domingos
noche y lunes, y del 22/12 al 1/2.
Precio: 65/90
euros.
Menú degustación:
70 euros.
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CALIFICACIÓN |
7,5 |
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Tras la llorada desaparición de
Enrique Galarreta, un hombre que ha hecho historia en
la gastronomía cántabra, todo sigue igual
en este sólido restaurante familiar. Su mujer,
Toñi Sañudo, que durante tantos años
le acompañó en los fogones, ha afrontado
el liderazgo de la casa, incorporando a sus dos hijas,
Olga y Nerea, quienes, llamadas a rejuvenecer el espíritu
inquebrantable de una trayectoria.
Hoy como ayer siguen resaltando los mismos
valores. La nobleza de los géneros, excelsos,
únicos en algún caso. También la
abundancia, la copiosidad, cada plato es poco menos
que una comida. A su vez, la complejidad: cada construcción
presenta una exuberancia de elementos y trabajo. El
fondo de cocina, que se manifiesta sobremanera en las
cocciones, impecables, y en las salsas, suculentas.
En fin, honestidad, generosidad, esfuerzo, técnica,
saber hacer, y una sencilla manera de expresar placeres
primarios revestidos de cierta importancia.
La carta se explaya, quizás en
demasía, capitalizando innumerables recetas exitosas:
la variación de anchoas, marinadas y ahumadas,
con crema agria y polvo de naranja; el tartar de lubina
con caviar iraní seleccionado; el hongo entero
asado en hoja de castaño con un fondo gelatinizado
de carne; la marmita de cabracho, chipirón, bacalao
e hígado de rape, refinadísima, que preserva
la plena naturalidad de cada componente; y la manjarosa
paloma torcaz. ¡Qué silvestrud sápida!
¡Qué jugosidad con 'foie gras'
en pasta filo a las hierbas.
Entre las nuevas propuestas, el carpaccio
de bogavante, cortado grueso, dejando constancia de
carnosidad y sabrosura, con ensalada de hongos y vinagreta
de soja, tiene valor. La 'tosta', un lecho
de cebolla confitada con bacón, cubierto de sombreros
de hongos, sublimes, sobre una reducción gelatinosa
de carne y tuétano, proporciona inmensa satisfacción.
El mero al horno, soberbio por calidad y punto, con
verduras en tempura y vinagreta de jugo de carne arrasa
sin excesiva parafernalia. Y el pichón de Bresse
en costra de sal con sus patas deshuesadas, aromatizadas
y empanadas es un alarde de todo. Colosal, inmenso.
A por él. .
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