Semana del 19 al 25 de febrero de 2005

Dirección: Hotel Rural Els Casals, s/n. 08517 Sagàs (Berguedà.
Barcelona).
Teléfono: 93 825 12 00.
Email: elscasals@agronet.org.
Cierra: En invierno, lunes; todas las noches excepto viernes y sábado; primeras quincenas de enero y octubre y del 1/6 al 15/9.
Precio: 60/85 euros.
Menú degustación: 47 euros.

CALIFICACIÓN 7,5
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ELS CASALS (BARCELONA)
Un menú moderno y de producto en la campiña

El origen familiar y la dedicación por lo primario caracterizan a este notable restaurante catalán

RAFAEL GARCÍA SANTOS

El restaurante y el hotel, ubicados en el norte de la provincia de Barcelona, pertenecen a la familia Rovira, tres de cuyos hermanos se dedican a la agricultura y ganadería, cultivando infinidad de hortalizas y criando diversos animales que luego oficia Oriol en la cocina. La ubicación en plena campiña, el origen familiar del negocio, la aptitud de vida, la pasión por la naturaleza y lo primario marcan el estilo de esta encantadora casa. Que si bien está claramente definido por la consecución y empleo de productos excepcionales, va mucho más allá en cuestión de conceptos y modernidad en cuanto el chef se ha forjado con cocineros como Martín Berasategui y Jordi Vila, de los que ha aprendido técnicas de alta culinaria.

Consecuencia de todo ello es una coquinaria sustentada en materias primas nobilísimas, que refleja fielmente el paisaje, se centra en la autenticidad y demuestra saber hacer e ideas. De manera que la casa igual brinda un costillar de cerdo confitado con miel y puré de garbanzos que unas almejas gigantes dispuestas sobre purés de patatas y acelgas con consomé de hongos.

Los pimientos del piquillo, de cosecha propia, se sirven de guarnición con algunas carnes: hacen gala de una recolección tardía, se muestran muy maduros, dulces, aterciopelados y finos de textura, de manera que no tienen un mínimo de acidez.

La patata chafada acompaña a una venerable pequeña gallina castrada y cocinada a la brasa de encina, que ratifican y recrean el sobresaliente merecido por el ave, el complemento y su tratamiento culinario. Por cierto, la patata y la gallina son de producción familiar. Esta esencialidad a la hora de hacer gastronomía a partir de un producto propio con una adoración religiosa hace de este restaurante algo excepcional.

La menestra de tallos, germinados y romescada entusiasma por la sublime calidad de las vainas, los calabacines, las mazorcas de maíz, las alcachofas y los espárragos. También por la vanguardista cocción de los elementos y por la suculencia refinada de la salsa. El cochinillo con piña y jengibre vuelve a resultar estelar, por valores intrínsecos y añadidos, con una concreción en el mensaje encomiable. En parecida idiosincrasia se muestra el pato asado con frutas confitadas. Se aprecia conciencia, ética, verdad en el quehacer del chef, Oriol Rovira, al que secunda en sala su mujer, Marta.

 

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