Semana del 11 al 17 de agosto de 2007
EL RINCÓN DE LA MERCED (BURGOS)
El Maher crece
RAFAEL GARCÍA SANTOS
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EL
RINCÓN DE LA MERCED:
Dirección:
La Merced, 13. 09001 Burgos.
Teléfono: 947 479 900.
E-mail: nhpalaciodelamerced@nh-hotels.com.
Cierra: Domingos noche.
Precio: 50/70 euros.
Menú degustación: 45 euros.
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CALIFICACIÓN |
7 |
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Restaurante regentado por el ínclito
Enrique Martínez, quien a su vez asume La Ontina,
en Zaragoza, así como la casa madre: Maher, en
Cintruénigo, todos merecedores de una calificación
notable. Sus locales se distinguen por hacer una alta
cocina moderna de autor que reproduce sabores históricos
manifestados suculentamente. El propósito y la
práctica, pues el objetivo se consigue, es lograr
una simbiosis entre lo culto y lo populista, entre el
ayer y el mañana, entre lo conocido y lo sorprendente,
equilibrio harto meritorio que rebasa fronteras particulares.
Por tanto, gastronomía distinguida que llega
al corazón y seduce al paladar.
Al frente de los fogones se encuentra Agustí
Gebellí, un joven inteligente, ordenado, meticuloso,
pragmático, efectivo y, sobre todo, convencido.
Ha asentado plenamente la carta, en la que se encuentran
ya varios grandes éxitos, así como continuas
incorporaciones que se distinguen por su madurez.
Entre los primeros, cabe vitorear dos creaciones en
honor del emblema gastronómico de Burgos. Por
un lado, el ravioli de morcilla con puré de manzana
ácida, patata asada y salsa de vainilla, dispuesto
todo ello integral y limpiamente sobre un soberbio pedazo
de morcilla; uno de los mejores platos que con este
embutido se puedan encontrar en el país. Por
otro, en similar línea de idiosincrasia y gula
se hallan las migas de pastor levemente impregnadas
de los aromas de morcilla y chistorra, desmigadas, que
presentan el aliciente refrescante y rompedor de una
escarcha de moscatel.
Otro testimonio de estilo recreación culinaria
moderna de inspiración regional lo encontramos
en la sopa castellana con asadillo de pimientos y costrones
de pan; refinada, aligerada y conservando las esencias.
Y en tantas y tantas fórmulas, a las que se pone
más o menos audacia, mayor o menor complejidad,
siempre mucha técnica, como ocurre con la paletilla
de cabrito de Sierra de la Demanda asada al calor de
las cenizas de romero; realmente manjarosa.
Más platos a tener en consideración: el
pulpo, cocido y salteado, con careta de ibérico,
patatas asadas, ajada y caldo del cefalópodo,
la merluza con borrajas, navajas y aire de cítricos,
y el bacalao ajoarriero con gambas y huevo. Y, cómo
no, la torrija caramelizada con frutos secos y yogur
griego. En resumen, un local que sigue superándose.
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